En las familias antiguas las personas de la tercera edad, como les llamamos, tenían un papel en la sociedad y eran atendidos por sus familias. En parte, esto obedecía al hecho de que, a diferencia de hoy, las familias solían vivir en clanes y no en núcleos de padres e hijos.
Sin embargo, la modernización nos ha arrebatado esa posibilidad. Y además, hoy que todos tienen que trabajar, la casa queda vacía, y nadie cree tener “tiempo” para atender a sus ancianos. Así, son cada vez más los casos, especialmente en los países desarrollados, en que los padres o abuelos son entregados a una casa de cuidados geriátricos.
Aunque esto puede ser necesario en muchos casos, también es cierto que muchos hijos y nietos se olvidan de visitar a sus padres y abuelos, y ellos van quedando solos cada vez más. Luego de una vida entregada al servicio de los hijos, los ancianos tienen que sufrir el silencio y el abandono. Quizá sea hora de comenzar a recordar las razones por las cuales debemos ir a visitarlos antes de que sea muy tarde.
8 razones para visitar a sus padres y/o abuelos
1. Ellos nos conocen muy bien y nos comprenden
Nos han criado, saben nuestra historia desde peque;os, y además, han vivido lo suficiente como para evaluar en retrospectiva la vida. Ellos sabrán aconsejarnos y guiarnos.
2. Son nuestra familia
Esta es la razón pivotal. La familia en la célula fundamental de la sociedad, y mantenernos unidos, en relación, es lo que promueve el bienestar común. Nuestros padres y abuelos son incondicionales. ¿Quién podría querer negarse a ser amado incondicionalmente?
3. Son unos consentidores
Los abuelos son unos grandes consentidores. LLenarán de cariño a los niños pequeños de la casa, y los harán sentirse amados. ¿Quién si no ellos?
4. Son sabios
La vida que ha transcurrido ante sus ojos les ha permitido comprender las cosas de un modo diferente. Nada como la experiencia para poder comprender algunas cuestiones fundamentales de la vida. Sus historias y relatos son como un archivo lleno de aprendizajes.
5. Cocinan delicioso
Puede sonar banal, pero no lo es. Después de todo, el momento de la comida es uno de los momentos más importantes para toda la familia, y los viejitos que han cocinado toda su vida, saben hacerlo como nadie. Además, es hermoso volver a probar aquella sazón que nos encantaba cuando éramos niños y recordar un poco de nuestros años mozos.
6. Hacen reír
Las historias de los padres y abuelos son siempre un pretexto hermoso para una risa sencilla. Recordar las anécdotas de la casa, las tremenduras que usted ha olvidado porque era muy pequeño, pero que ellos han registrado como experiencia, será una manera muy especial para reír nuevamente juntos y para contactar una vez más con su niño interior.
7. Ofrecen una excusa para viajar
A todos nos gusta viajar. Algunas veces, tenemos a nuestros padres o abuelos muy lejos de nosotros. Pues aproveche: es la excusa oportuna para ponerse en marcha y salir de su rutina. Viaje y visite a sus padres y abuelos.
8. Le harán sentir más relajado
Después de todo esto, usted sin duda se sentirá más relajado. Cada visita a casa de los padres implica ser atendidos, recibidos, acariñados, alimentados, etc. Es un tiempo fuera de nuestro cansancio, así como a la vez es para ellos un tiempo fuera de su soledad. Déjese querer. Vaya a verlos. Deje que le atiendan. Deje que se sientan útiles, y sobre todo, permita que la relación se siga cultivando, porque no son solo ellos quien la necesita, sino usted.
Y si tiene alguna deuda pendiente, perdone y pida perdón. Nadie nació aprendido. No deje que el resentimiento se le haga una costumbre. Después de todo, usted también será anciano algún día, y necesitará haber cultivado el amor a su alrededor para poderlo cosechar.
Mire en este vídeo. En él, el Papa nos enseña la importancia de visitar a los ancianos:
