Al regresar a casa después del culto en la iglesia, una mujer y su hija tuvieron una prueba difícil esperándolas en la puerta de su casa: un hombre que llevaba un arma de fuego, insiste en querer algo de valor de ambas mujeres. Por las voces inusuales y alteradas, la otra hija sale de la casa, atraída por el ruido.
El ladrón se puso aún más nervioso y comenzó a amenazar a las mujeres apuntándoles con el arma. En su desesperación, al comprender que se enfrentaban a un hombre perturbado con el que ninguna conversación racional, o incluso una súplica, no serviría de nada, las mujeres comenzaron a rezar. En fervientes oraciones, empezaron a pedir protección y ayuda, y la oración tuvo una respuesta casi instantánea: al intentar disparar el primer disparo, el arma del bandido falló. Pero este lo intentó de nuevo. No obstante, al presionar el gatillo por segunda vez, el arma falló nuevamente. Para aumentar la desesperación y como para probar la oración de las mujeres, el bandido hizo un tercer intento pero, una vez más, falló.
El asaltante aún forzó la entrada en la casa de las mujeres, queriendo algo de valor desde. Sin embargo, acabó por no llevarse nada e irse, dejando a la madre y a las hijas en una mezcla de alivio, nerviosismo y gratitud, por haber sido atendidas en sus plegarias.
El presentador del programa Brasil Urgente, José Datena, dijo que este caso es un verdadero milagro. Las mujeres llegaban a casa de la iglesia, rezan por sus vidas durante el robo, y el bandido no consiguió dar ninguno de los tres veces.
