Anelede Feuzer es el nombre de la profesora de Santa Catarina que enseña portugués a haitianos y venezolanos que buscan trabajo en Brasil.
El profesor es un gran ejemplo para quienes se creen incapaces de ayudar a los necesitados. La ayuda no es sólo económica.
A menudo, la ayuda en forma de gesto de empatía es más valiosa porque, en lugar de dar el pescado, se enseña a pescar. Para estas personas, aprender el idioma gratis, recibiendo la atención y el respeto adecuados, es muy poderoso.
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El trabajo voluntario del profesor no es nuevo hoy en día. Lleva 7 años enseñando portugués brasileño a inmigrantes en la ciudad de Brusque, que es un polo industrial.
Gracias a ello, ha visto cómo varios inmigrantes conseguían trabajo en el sector industrial de la ciudad, y este es el mejor resultado que podía esperar de su trabajo.
¿Cómo surgió la idea en la vida del profesora?
En realidad, la idea de ayudar a los inmigrantes a aprender portugués no partió de la profesora Anelede, sino de su hermana, que es empresaria.
Con la llegada de muchos inmigrantes, Marilande Feuzer empezó a recibir a varias personas que buscaban trabajo en su empresa. Incluso necesitaba empleados, pero la gente no entendía lo que decía.
Así que Marilande sugirió a su hermana Anelede que pusiera en marcha un proyecto para enseñar la lengua a estas personas, de modo que pudieran comunicarse fácilmente. “Al principio pensé ‘Dios mío, eso es mucho'”, dijo.
Así fue como el profesor empezó a enseñar portugués a los inmigrantes. Las clases cuentan hoy con 20 personas que se reúnen todos los jueves por la noche en la escuela Araújo Brusque, en el barrio de São Luiz.
Al tratarse de un proyecto privado, al principio la profesora no contaba con el apoyo para una infraestructura adecuada para sus alumnos. Pero con el paso de los meses, las cosas fueron tomando forma.
“No tenía mesa, ni silla, ni pizarra, ni ningún material para poder trabajar. Fui detrás y conseguí 20 mesas, 20 sillas, lápices, gomas de borrar, cuadernos, libros, todo lo que necesitaba”, recuerda el profesor, que buscó donaciones en otras escuelas.
Además de portugués, Anelede también imparte conferencias con invitados selectos y con temas que pueden enriquecer la vida de los estudiantes en Brasil. Entre los temas se encuentran la lectura, la poesía, la comida, la geografía, la historia, la seguridad vial y las leyes en Brasil.
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Los inmigrantes formados
Al final de las clases, los alumnos de Anelede no se van con las manos vacías. Reciben un certificado que demuestra que pueden comunicarse en portugués. Así, añadiendo el documento a su currículum, sus posibilidades de conseguir un empleo son mayores.
Según el profesor, el documento es importante para que el inmigrante pueda demostrar a la empresa que estudió el idioma, o incluso para hacer el pasaporte.
“Este año, la escuela Araújo Brusque proporcionará una certificación para los estudiantes con la frecuencia y las calificaciones de las pruebas. Se les exige al menos un 75% de asistencia para recibir un diploma a final de curso”, explica el responsable del proyecto.
Más que una profesora, una buena ciudadana
La profesora Anelede va más allá del aula para ayudar a los inmigrantes que necesitan apoyo en otros aspectos, como conseguir el pasaporte.
Al ver que la burocracia dejaba a sus alumnos con otras dificultades además del idioma, empezó a ayudarles a regularizar sus documentos.
Además, proporciona ayuda para matricular a los niños en escuelas y guarderías, acceso a la atención sanitaria, ayuda con los abogados, entre otras cosas.
“En el proyecto damos la bienvenida. Con la ayuda de la profesora Tatiana Amorim, que ya me ayudó en 2018, puedo hacer estos otros servicios, como llamar al consulado, a la Policía Federal para entender la situación de cada uno”, concluyó.
Fuente: Só Notícia Boa/O Município