Kirsty Bortoft, una mujer de 49 años, fue encontrada inconsciente en el sofá de su salón el 29 de enero de 2021, con los ojos abiertos pero “sin vida”, según su prometido, Stu. Estuvo a punto de morir y fue un gran susto para su familia.
La mujer había terminado de trabajar el fin de semana y estaba deseando pasar una velada romántica con Stu. Pero su prometido se encontró con una imagen aterradora cuando fue a verla.
Stu, de 47 años, encontró el portátil de Kirsty boca abajo y bloqueado en el suelo, y dijo que su piel tenía “extraños” patrones hexagonales por todas partes y era de un color “rojo caoba oscuro”.
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Rescate de emergência
Empezó a temer por su vida y poco después la llevaron de urgencia al hospital.
“Me tumbó en el suelo y empezó a practicarme la reanimación cardiopulmonar mientras hablaba con los servicios de emergencia por teléfono y, tras conectarme a varias máquinas, el reanimador utilizó un desfibrilador para poner en ritmo mis débiles latidos”, recuerda Bortoft.
La madre de tres hijos dejó de respirar y los médicos intentaron salvarla, pero tenía menos de un 6% de posibilidades de sobrevivir.
Bortoft sufrió otra parada cardiaca y fue ingresado en coma inducido por seguridad.
“La noche que estuve en urgencias, el personal no paraba de perderme y decidieron ponerme en coma para estabilizar mi corazón”, declaró a NeedToKnow.Online.
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A su familia le dijeron que “esperara lo peor”
Mientras estaba inconsciente, la psicóloga especializada en ansiedad de North Yorkshire afirmó que le había ocurrido algo “mágico” y que pronto había vuelto a la vida.
“Todo cambia cuando tienes una segunda oportunidad en la vida, y sé que no necesito tener miedo a morir otra vez”.
La profesora de meditación compartió su “experiencia espiritual” en Internet, con un vídeo de TikTok que obtuvo más de 700.000 visitas.
Antes del incidente en el que casi muere, Bortoft compartió que se fue a España en 2011 y se convirtió en monje en 2015 después de lidiar con una relación tóxica, y ahora practica regularmente las técnicas que aprendió de los monjes Ishaya.
Contó que, mientras estaba en el hospital, nadie más que su familia sabía lo que estaba pasando, pero su amiga psíquica se puso en contacto con su hermana para ver qué estaba ocurriendo.
“Dijo que mi espíritu estaba en su habitación y que le pedía que escribiera listas para mis hijos y mi padre”, dijo Bortoft.
“Mi hermana me dijo que estaba en el hospital luchando por mi vida y al parecer estuve allí más de dos horas. Le dije que mi cuerpo se estaba viniendo abajo y que no creía que pudiera recuperarme, pero fue severa conmigo y me dijo que volviera”.
“Mientras tanto, en el hospital, a mi familia le decían que se preparara para el final. La primera noche fue crucial y no pintaba bien, cuando le dijeron a Stu que debía prepararse por si yo no llegaba, pero no lo hizo”, afirmó Bortoft.
El director de ventas quería toda la ayuda posible, así que se puso en contacto con todos los grupos de meditación de Bortoft y habló con sus amigos religiosos para iniciar el trabajo de curación.
“Personas de todo el mundo se conectaban para rezar y meditar, incluso tuve a un maestro de reiki trabajando durante horas y apoyando mi vuelta al cuerpo”, dijo.
“Su fe y su habilidad nunca flaquearon, ni siquiera cuando supe que el pronóstico seguía sin ser bueno, pero siguió confiando en que volvería a casa”.
A Stu le dijeron que todas las funciones corporales de Bortoft las realizaba una máquina, pero los médicos esperaban poder sacarla del coma y vigilarla.
Decidieron desconectar el soporte vital y dejar que su cuerpo recuperara la consciencia por sí solo, aunque no estaban seguros de que hubiera daños cerebrales.
“Entré e inmediatamente pregunté por Stu”, recuerda Bortoft. “Empecé a llorar abrumada y, aunque nunca supieron por qué ocurrió, me convertí en una investigadora médica. Sólo hay otro caso como el mío en el que la persona rara vez sobrevivió con problemas”.
Unos días después de que Bortoft despertara del coma, Stu le pidió que se casara con él. Ahora, están reviviendo la situación y reconociendo algunos factores que antes no reconocían y que la ayudaron a sobrevivir.
Por ejemplo, Stu tenía que salir a ayudar a un cliente, pero cuando fue a reunirse con él, un desconocido le ayudó y él ya no era necesario.
“Si se hubiera ido, yo no estaría aquí hoy”, dijo Bortoft.
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Las percepciones de cuando casi muere
Bortoft también comparte sus descubrimientos tras recuperar la conciencia.
“Recuerdo que, cuando por fin volví a mi cuerpo, sabía exactamente lo que tenía que hacer para curarme, como una descarga de información”, dijo.
“Me di cuenta de que uno no muere, sino que su cuerpo sigue adelante, y de que mi misión aquí aún no ha terminado”, añadió. “Sin la oscuridad, no sabes lo que es la luz, y creo que estamos aquí para despertar, crecer y refinar nuestras vibraciones”.
Bortoft empezó a meditar e imaginó una luz blanca y dorada que fluía por las células de su cuerpo.
“La gente se reía cuando decía: ‘Sé que puede que haya pasado por una experiencia cercana a la muerte, pero estoy en forma y sana’; sabía lo que hacía”, afirma.
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Su rápida recuperación sorprendió a los médicos
“Aceleré lo inevitable y me curé más rápido, hasta que el día 10 me hicieron una radiografía de los pulmones y el radiólogo estaba en estado de shock”, dijo.
“Me pidió permiso para mostrar los resultados a su equipo y quedó asombrado, ya que la cicatriz y el agua prácticamente habían desaparecido. Le conté que había curado mis pulmones y me preguntó cómo, así que le conté mi historia”.
Bortoft se sintió “eufórica y entusiasmada” con su proceso de recuperación y ahora espera compartir su historia con otros con la esperanza de decir a la gente que deje de vivir con miedo.
“No pierdo el tiempo preocupándome o dándome demasiadas vueltas y eso significa que ahora soy una versión más valiente de mí misma, sin remordimientos”, compartió.
“La preocupación es una construcción de la mente cuando utilizas negativamente tu imaginación y la sitúas en un momento del futuro, todo es una ilusión. Estás aquí para experimentar el espectro de emociones, no para apegarte a ellas y culparte”.
En cambio, Bortoft afirma que se centra en lo que tiene en lugar de en lo que no tiene y que aprecia mucho la vida.
“Puedo andar, ver, oír y mi cerebro es brillante, podría seguir, pero de lo que estoy más orgullosa es de permitir que la vida se desarrolle desde un lugar anclado en la confianza interior”, compartió.