Los que no conviven con caballos y ponis quizá no sepan que tienen pezuñas debajo de los pies, y que esas pezuñas hay que recortarlas, igual que nuestras uñas. Una poni, llamada Stella, tuvo que pasar por una situación difícil debido a la falta de cuidado de sus pezuñas.
La poni no estaba bien cuidada donde vivía, y sus pezuñas crecieron tanto que empezaron a dificultarle caminar. La pobre tiene que levantar mucho más las patas para dar cada paso, lo que va en detrimento de su salud.
Pero la historia de esta poni tuvo un final feliz. De hecho, tuvo un final feliz, ¡porque ahora tiene mucha vida que vivir y disfrutar como nunca!
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Dos ancianos se encargaban de cuidar de la poni Stella, pero ya no podían mantener sus cuidados, razón por la que sus pezuñas habían crecido tanto. Entonces llegó Júlia Cesário, que rescató a la poni y se la llevó a su granja de Springwater, en Ontario en Canadá.
Una vez en un lugar seguro y con buenas condiciones para su cuidado, la poni se sometió a su primera sesión de recorte de pezuñas. No es fácil de hacer y resulta muy incómodo para el animal.
En este primer intento, fueron necesarias dos horas de paciente trabajo para eliminar la parte más larga de las pezuñas de Stella. Por suerte, las pezuñas no se deformaron demasiado y pudo caminar mucho mejor después.
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Stella ya estaba acostumbrada a caminar levantando las patas más de lo necesario, así que mantuvo el hábito en cuanto le cortaron las pezuñas y, a pesar de la situación, es divertido verla caminar así hasta que se acostumbra.
En cuanto se dio cuenta de la diferencia, de que ya no tenía problemas en los pies, Stella se sintió libre para pasear y correr por el prado, como no había hecho en mucho tiempo. Según Julia, la poni está totalmente distinta, no sólo por su aspecto, sino porque está feliz de poder hacer algo tan sencillo como caminar. Mira el vídeo de esta monada:
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