El Evangelio de Mateo detalla cómo Cristo ayunó durante 40 días en el desierto, pero otros intentos de replicarlo ya se han saldado con víctimas mortales, como le ocurrió al pastor Francisco Barajah, fundador de la Iglesia Evangélica de Santa Trindade, en Mozambique.
Miembros de la Iglesia de la Santísima Trinidad confirmaron que Barajah solía ayunar con frecuencia, sólo que durante menos tiempo, y quizá este hábito le animó a aceptar un reto mayor: 40 días sin comida ni agua.
Resulta que el pastor no estaba preparado para semejante hazaña y, por cierto, ningún ser humano puede sobrevivir tanto tiempo sin comer y mucho menos beber agua. Si hubiera tenido sentido común, quizá se lo habría pensado mejor y seguiría entre sus fieles.
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Barajah sólo tenía 39 años y murió en el hospital, mientras el equipo médico intentaba salvarlo, tratando de rehidratar su cuerpo e introducir alimentos líquidos en su organismo. Sólo que no fue posible, ya que se encontraba en un estado muy avanzado de anemia y con problemas en su sistema digestivo.
Otro caso similar ocurrió en 2021, cuando un líder religioso de 27 años de Zimbabue intentó ayunar durante 40 días con la esperanza de ser recompensado por Dios. Fue encontrado después de 33 días, con un aspecto frágil y casi irreconocible.
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La trágica muerte de Francis Barajah nos recuerda los riesgos del ayuno extremo. Aunque se practica desde hace siglos, no está exenta de riesgos, y las personas que lo intenten deben contar con la orientación de un profesional médico cualificado.
El cuerpo humano necesita una nutrición e hidratación adecuadas para funcionar correctamente, y privarlo de estos elementos esenciales puede tener graves consecuencias para la salud, incluso provocar la muerte.