Los perros y gatos son los animales domésticos más comunes y, de hecho, necesitan amos cariñosos y responsables para mantenerse sanos y felices. Pero hay una gran diferencia entre cuidar bien a tu mascota y tratarla como si fuera un bebé humano. Conoce cuándo esto es un mal hábito, tanto para humanos como para animales.
Respetando las diferencias
Antes de todo, es necesario respetar las diferencias: los humanos y las mascotas son seres de diferentes razas, con diferentes hábitos y necesidades. Luego, tratar a tu perro o gato como si tuviera las mismas necesidades que un bebé humano es ignorar sus verdaderas necesidades.
Creando falsas expectativas
En segundo lugar, viene la expectativa creada por el dueño que cuida a su mascota como si fuera un humano.
Por mucho que el animal se adapte a muchos hábitos humanos y se apegue a su amo, disfrutando de estar en su regazo, jugar, lamer e interactuar, no cumplirá con todas las expectativas, y esto puede generar frustración.
En muchos casos, los tutores que tratan a sus animales como si fueran bebés humanos son personas que, en esencia, disfrutan cuidando y protegiendo a los demás. Hasta ahí, no hay ningún problema.
A pesar de ello, esperar que la mascota ofrezca más de lo que puede ofrecer, sentir carencia cuando él no está presente todo el tiempo o ver al animal como un niño real, es una señal de advertencia para tu salud mental.
Aislarse y no convivir con otros humanos
Muchas personas prefieren la compañía de animales porque han tenido muy malas experiencias con otras personas o tienen dificultades para relacionarse con los demás. Entonces, como los animales deben ser puros, que solo quieren amar y ser amados, estas personas los ven como la única compañía que vale la pena.
No obstante, es necesario tener cuidado con el desequilibrio de esta relación. Un animal, por cariñoso y sociable que sea, no puede substituir totalmente la vida con otros humanos. Cuando esto sucede es una señal de que los problemas emocionales están creciendo dentro de la persona y pueden convertirse en trastornos o enfermedades.
Acumular animales
Otro punto de desequilibrio emocional es cuando una persona quiere salvar tantos animales como sea posible, ya que los ve como bebés que necesitan protección.
Entonces, la persona lleva a casa todos, pero no puede brindar atención médica, comida, espacio e higiene adecuada para todos.
Este comportamiento suele ocurrir porque la persona se reconoce a sí misma en los animales por su vulnerabilidad o sufrimiento. El impulso de ofrecer protección es un reflejo de la propia necesidad de protección.
La intención de esa persona puede ser maravillosa, pero si no tiene la infraestructura para mantener a los animales sanos y felices, estará haciendo lo contrario, poniéndolos en riesgo, privándolos de sus instintos.