Actualmente, se habla mucho sobre la alimentación y la vida saludable, reforzando que dejar de comer no es la solución para adelgazar. Al contrario, mantener una alimentación bien colorida, natural y placentera sin pasar hambre, junto con una rutina de actividades físicas, es la receta para tener una salud de hierro, un cuerpo sano y una vida feliz. Claro que, existen muchos otros factores involucrados, ya que cada persona tiene sus particularidades, pero lo que se desea con este discurso de liberación de neuras con el peso y apariencia es hablar sobre que existen trastornos alimenticios, que son dañinos y muy peligrosos. Conoce más información sobre ellos.
¿Qué son los trastornos alimenticios?
De acuerdo con el site web de Psicologia Viva, los trastornos alimentarios son condiciones clasificadas como trastornos mentales en los cuales el paciente exhibe comportamientos desequilibrados y compulsivos en relación con su alimentación, perjudicando su salud física y mental. Existen algunos tipos. Conócelos.
Anorexia nerviosa
Uno de los trastornos alimentarios más conocidos es la anorexia nerviosa, que comienza cuando el paciente siente la necesidad de seguir dietas restrictivas para perder peso. Este va dejando de consumir alimentos que considera que engordan, como dulces, grasas y carbohidratos, en general. Pero como se convierte en una obsesión, acaba por eliminar casi todos los alimentos de su dieta e, incluso perdiendo peso de manera exagerada, todavía se ve a sí mismo gordo.
Bulimia nerviosa
En la bulimia, el objetivo del paciente es el mismo que en la anorexia: perder mucho peso. Sin embargo, en esta condición, la persona consume todo los alimentos que le apetecen o por los cuales tiene deseo, de forma rápida y exagerada. Después siente un gran arrepentimiento, y hace que los alimentos se eliminen forzando el vómito y la evacuación con laxantes.
Trastorno de atracones periódicos
En este trastorno, el paciente come una gran cantidad de comida, a pesar de que no tiene hambre, a veces solo porque no quiere compartir la comida con otros porque tiene un apego exagerado a esta. Entonces, siente una fuerte pérdida de control, mucha culpa y sufrimiento psicológico, pero no tiene comportamientos compensatorios, como vómitos, obligar a defecar o tratar de eliminar las calorías con un ejercicio excesivo. Se llama “periódico” porque generalmente ocurre por un corto período de tiempo.
Vigorexia
Estos trastornos no se tratan solo de perder peso. La vigorexia, por ejemplo, se caracteriza como “anorexia inversa”, en la que el paciente tiene una preocupación excesiva por ganar masa muscular para estar fuerte, consumiendo un exceso de proteínas y suplementos dietéticos. Asimismo, tiene lugar una distorsión de la imagen de la imagen propia, que nunca se satisface con los resultados de los esfuerzos.
Ortorexia
La ortorexia, muchas veces, comienza con síntomas de anorexia o bulimia. A seguir, el paciente desarrolla una obsesión por estar saludable, no solo por perder peso. Este pasa a elegir todo lo que va a comer, pasa horas leyendo las etiquetas de los alimentos en el supermercado y solo puede comer lo que prepara él mismo o lo que una persona de su confianza cocina, para estar seguro de cuál es cada ingrediente que se está usando en la comida
Síndrome de alimentación nocturna
Esta condición hace posible que la persona consiga mantener una normalidad en su alimentación durante el día, pero sufre compulsión durante la noche, haciendo los populares “asaltos a la nevera”. Esta condición está asociada con disfunciones en las hormonas que regulan el sueño y el hambre/saciedad.
Causas
No existe una causa única para el desarrollo de uno de los trastornos. En general, el problema tiene su desencadenante en la infancia, cuando el niño sufre problemas de mantenimiento de peso y sus compañeros y familiares practican bullying con su apariencia. En la pubertad, cuando comienzan a desarrollar una preocupación real con la apariencia, empiezan a buscar el logro del “cuerpo perfecto” dentro de los estándares impuestos por la sociedad.
Pero para que esta insatisfacción se convierta en un problema mayor, deben converger un conjunto de otras condiciones. Al final de cuentas, muchas personas con problemas de sobrepeso simplemente deciden ver a un médico y mejorar su rutina para alcanzar el peso que desean. En el caso de quienes desarrollan el trastorno, existen otras predisposiciones, tales como:
- Problemas psicológicos o psiquiátricos heredados o desarrollados en la infancia/adolescencia;
- Enfermedades hormonales y de otro tipo que dificultan la pérdida de peso;
- Falta de comunicación familiar;
- Falta de buena educación alimentaria en la casa;
- Mala influencia de los medios de comunicación que estimula una falsa necesidad de entrar en los “patrones” de belleza;
- Factores emocionales y de personalidad;
- Patrones desequilibrados de pensamiento.
Consecuencias
Todos los trastornos alimentarios causan desequilibrio en el organismo de diferentes formas. Por lo tanto, si no se trata temprano, el problema se ramificará en forma de enfermedades que harán que sea aún más difícil crear conciencia sobre el problema y buscar ayuda. En casos graves, el paciente queda con gran parte de su cuerpo debilitado, incapaz de mantener su vida social o profesional y puede morir como resultado de las enfermedades desarrolladas.
¿Qué hacer para tratarlos?
Este problema tiene tratamiento y el primer paso es aceptar que el mismo existe. La persona en una de estas condiciones necesita ayuda externa, puesto que difícilmente consigue percibir que está enferma. El primer paso es buscar la ayuda de un psicólogo o psiquiatra para luego iniciar un tratamiento multidisciplinario que también involucra a un nutricionista, un terapeuta y los especialistas necesarios, de acuerdo con las posibles enfermedades desarrolladas.
