En la capital francesa se erige un monumento que quedará para siempre en la historia del país. Un símbolo para los parisinos e para toda Francia, además de uno de los edificios más icónicos e famosos en todo el mundo.
En Portugal tenemos el sitio perfecto para colocar esta majestuosa construcción: en el centro de la plaza más famosa de Lusitania y una de las mayores de Europa. Esta no es otra que la Praça do Comércio. Es la puerta que da acceso directo al Río Tejo y a la zona bajada de nuestra capital. Muy conocida por los lisboetas por su nombre antiguo Terreiro do Paço, es un sitio que no deja indiferente a nadie por su amplitud y belleza arquitectónica, con los arcos que engalanan.
Si la Torre Eiffel viniese a Portugal, no sería el único monumento construido por Eiffel en estas tierras, puesto que cuenta con más de 80 proyectos con su firma en nuestro país. El más famoso es el puente Maria Pia en Oporto. Sin embargo, la Torre Eiffel de Lisboa no sería una construcción típica de este famoso ingeniero. Sería una construcción que cualquier portugués reconocería como propia. Sería una torre revestida de azulejos, una de las marcas representativas de la cultura portuguesa. Usando como elemento arquitectónico y decorativo, para representar un hecho histórico, o simplemente para cubrir la fachada de un apartamento, este es un elemento que decora nuestro país de norte a sur.
Cualquier persona desearía desesperadamente un apartamento en Rossio para llegar pronto a la Torre Eiffel y evitar interminables filas. Un T2 en el Bairro Alto tendría una vista maravillosa e impresionante del río con la Torre Eiffel adornando todo el paisaje. O un T1 en Cacilhas para una pareja romántica todos los días para cruzar el río Tajo hasta llegar a la famosa y bella torre.