Aunque parezca increíble, los paleontólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han descubierto una nueva especie de dinosaurio. Este es el Tlatolophus galorum. Teniendo en cuenta los hallazgos hasta el momento, se cree que este vivió hace más de 72 años. Conoce más datos sobre este animal, a continuación.
En México descubren al Tlatolophus galorum, una nueva especie de dinosaurio
El Tlatolophus galorum es un dinosaurio herbívoro. Este falleció en lo que, al parecer, fue un cuerpo de agua copioso en sedimentos. Una de las principales características de este herbívoro de gran tamaño es que tenía una cresta alargada y de gran tamaño en la zona de arriba del cráneo.
En lo que respecta a los parasaurolofino, este representa el primero reportado en México. Cierto es que animales de esta especie se habían localizado anteriormente en Estados Unidos y en Canadá.
Según los hallazgos, la especie mexicana vivió entre 72 y 73 millones de años atrás en lo que en la actualidad es Coahuila. Fue allí donde se localizó sepultado entre rocas y tierras. Cabe destacar que estaba en bastante buen estado de preservación para poder haberlo descrito correctamente.
El descubrimiento nace del proyecto conjunto, con la participación de la Secretaría de Cultura, por medio de la INAH. Dicha institución anunció en 2013 la recuperación exitosa de la cola articulada de un dinosaurio en el Ejido Guadalupe Alamitos, localidad ubicada en Coahuila.
Felisa Aguilar Arellano, investigadora del Centro INAH Coahuila, y Ángel Alejandro Ramírez Velasco, doctorante en el Instituto de Geología de la UNAM explicaron que “La prioridad inicial fue rescatar rigurosamente la osamenta, dado que algunas vértebras sobresalían de la superficie y estaban expuestas a la lluvia y la erosión, las pistas estaban dadas”.
Ramírez Velasco con la ayuda del trabajo de René Hernández y Jesús Alvarado Ortega estuvo estudiando y limpiando los huesos desde ese año, hasta conseguir completar el 80% del dinosaurio.
En el 2019 comenzó una limpieza más fina. Esta ayudó a obtener información de la anatomía del animal, y también a confirmar la presencia de la cresta del cráneo.
Ramírez Velasco dijo que “Obtener la cabeza del fósil fue un tiro de gracia. Siempre es asombroso saber qué te va a permitir el fósil, qué tanta información te va a enseñar, porque todo depende del modo de preservación de la pieza”.
Partes del dinosaurio
Además del cráneo y la cresta característica del dinosaurio, también se consiguieron las mandíbulas superiores e inferiores, un segmento neurocráneo y el paladar. Por medio de las investigaciones se pudo ver que la cresta y la nariz del animal mexicano eran diferentes a la de la especie Velafrons coahuilensis, la cual es la más similar a la del género de los parasaurolofinos.
Cabe destacar que Tlatolophus galorum, nombre con el cual fue apodado este animal, significa “cresta palabra”, si se realiza una traducción del náhuatl y del griego.
Con respecto al nombre, Ramírez Velasco indicó que este que era un homenaje a la vírgula. Este es un símbolo que empleaban los pueblos mesoamericanos para representar la comunicación.
Asimismo, se refiere a la función comunicativa de una clase de dinosaurio con cresta. Debido a las numerosas conexiones entre la nariz y la tráquea, este animal emite un ruido que recuerda al de una trompeta.
Ramírez Velasco apuntó “Sabemos que algunos crestados tenían la capacidad de recibir sonidos de baja frecuencia, por lo que debieron ser platicadores. Algunos paleontólogos teorizan que emitían sonidos fuertes para asustar a los carnívoros o con fines de reproducción, lo que sugiere que las crestas lucían colores vistosos”.
Hay que señalar que la cola articulada de este dinosaurio se encuentra exhibida en la cabecera municipal de General Cepeda.
Fuente: Uno tv
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