La sal es uno de los sazones más utilizados en la cocina. Este mineral cristalino que está formado por cloruro sódico. Su fórmula química es NaCI y ésta se produce de diferentes maneras. Una es por evaporación del agua. Otra es por medio de la extracción de la roca halita. También cabe la posibilidad de conseguirla por medio de plantas. Todos estos métodos dan como resultado distintos tipos de sal.
Tipos de sal
¿Alguna vez has ido al supermercado y te han entrado las dudas ante la estantería de la sal porque no sabes cuál escoger? Para que no pases de nuevo por esa situación, se exponen las características de 4 tipos de sal.
Sal común
La sal común o de mesa es refinada y contiene entre un 97 y un 99% de cloruro de sodio. Ésta se extrae de las minas de sal y sufre un gran proceso de industrialización para retirarle las impurezas. Cabe destacar que, por lo general, se le añaden flúor, yodo, aditivos o antiaglomerante para que no se creen cristales grandes. También para que la sazón no se apelmace ya que como está molida es muy común que se condense.
Gracias al yodo, la sal de mesa ayuda en la fabricación de hormonas tiroideas. Es importante señalar que dichas hormonas interfieren en procesos fisiológicos como es el caso del crecimiento o la función reproductora.
Sal del Himalaya
Originaria de Pakistán, la sal del Himalaya sale de la mina Khwra. Su color rosado e incluso se emplea parra la fabricación de lámparas. Esta sazón contiene calcio y magnesio, entre otros minerales. Gracias a estas sustsancias es un ingrediente muy recurrido para mejorar la digestión, ayudar a dormir, mejora la digestión e incluso es buena para tratar el acné.
Sal kosher
Uno de los tipos de sal que se consiguen de salinas empleando un proceso de evaporación del agua salada es ésta. La misma es una mezcla entre una sal refinada y pura sin aditivos. Quizás sea por eso por lo que muchos cocineros la prefieren. No obstante, se pueden encontrar antiaglomerantes en algunas de ellas.
La sal kosher es buena para conseguir una estabilidad de electrolitos en las células del organismo. Asimismo, ayuda a que las células de la sangre y los vasos sanguíneos se mantengan bien.
Un dato curioso de esta sal es que recibe el nombre de kosher por un área judía donde los autóctonos la usaban para sazonar diversos alimentos de origen animal una vez que estaban bien desangrados. Así, con la sal, conseguían eliminar cualquier resquicio de sangre que hubiese quedado.
Sal marina
Gracias a las salinas se pueden obtener otro de los tipos de sal más consumidas. El proceso se lleva a cabo mediante la evaporación. El resultado es una sal que no está refinada. En lo que respecta al cloruro de sodio que contiene, éste asciende al 90%.
La sal marina contiene cantidades de potasio, hierro, calcio o magnesio, entre otros minerales, además de impurezas o sustancias contaminantes del mar porque no pasa por un proceso de refinado.
Por medio de los componentes que contiene esta sal, su consumo ayuda en la fabricación de ácidos para poder asimilas las enzimas y las proteínas. También es muy útil para fortalecer el organismo y para procesos de depresión.
Consejo final:
Ingerir sal es bueno para el organismo. Al igual que el azúcar se necesita en el cuerpo para su correcto funcionamiento. No obstante, no se debe consumir ni una ni la otra en exceso porque podría ser contraproducente para la salud. Por tanto, consulta con tu especialista la cantidad que deberías tomar por día.
Para concluir, en el siguiente vídeo podrás conocer cuáles son los efecto secundarios de consumir demasiada sal.