Existen diversos tipos de piel, cada uno con características y necesidades específicas que es necesario conocer. De esta manera podrás mantenerla saludable y con el mejor aspecto posible. Las rutinas de belleza de cada persona dependen de sus preferencias, pero también de los rasgos físicos particulares, sobre los cuales uno debe sentar las bases de sus cuidados estéticos.
Hay algunos factores que afectan a la calidad de la piel, como la contaminación atmosférica, una mala alimentación, el tabaquismo o las temperaturas extremas.
Tipos de piel: cutis normal
Así es como se conoce a la dermis equilibrada, es decir, la que mantiene un equilibrio perfecto entre la grasa que contiene y su sequedad. El término científico para denominarla es eudérmica. Suele responder bien a los cambios de temperatura y humedad. Asimismo, soporta fácilmente las agresiones diarias.
Características:
- Tiene una buena circulación sanguínea.
- Presenta textura suave, tersa y lisa.
- Tonalidad uniforme.
- No registra impurezas ni imperfecciones aparentes.
- No es sensible.
- Poros finos o poco visibles.
Esta es la piel más fácil de tratar. Se recomienda usar simplemente una crema hidratante de día, sobre todo si es una emulsión o gel a base de vitaminas A, C y E y extracto de aloe vera). Por la noche, el cosmético perfecto para aplicar es uno nutritivo y suave.
Para la limpieza, lo mejor es seleccionar algún jabón líquidos, glicerinados más suaves y lociones leves. Luego, aplicar un tónico para calmar la piel y ayudar a contraer los poros.
Piel seca
La dermis seca es de los tipos de piel la que produce menos sebo de lo que debería ser habitual. Por ello, no tiene los lípidos necesarios para retener humedad y generar un escudo protector frente a elementos externos. Existen diversas escalas dentro de este grupo, de mayor a menor intensidad.
La epidermis seca envejece más aceleradamente y es más frecuente en las mujeres que en los hombres, aunque a medida que pasa el tiempo todas las pieles tienden a ser más secas.
Características:
- Poca elasticidad y cierta tirantez.
- Es frágil.
- Aspecto apagado.
- Textura áspera.
- Poros finos.
- Propensa a agrietarse o a presentar descamación, irritaciones, enrojecimiento e infecciones.
Causas:
- Falta de factores hidratantes naturales, como urea, aminoácidos y ácido láctico que fijan el agua en el organismo.
- Escasez de lípidos epidérmicos, necesarios para construir una barrera cutánea.
Para cuidar al máximo este tipo de piel se debe evitar el uso de jabones que incrementen la sequedad, es decir, todos los productos deben ser hidratantes, calmantes y, a ser posible, con un filtro solar incorporado.
Para mantener el aspecto más joven por más tiempo, lo mejor es incluir en la rutina diaria productos nutritivos y tensores. Tampoco se debe olvidar jamás la hidratación porque de los tipos de pieles, éste es el que más se arruga. Se recomienda elegir cremas con retinol, ácido glicólico y vitaminas.
Piel mixta
La mixta es aquella en la que varían los tipos de piel que se encuentra en la zona T, es decir, mentón, nariz y frente, con el resto de la cara. Se necesitan una mayor variedad de productos para cuidarla, sobre todo en el rostro.
Características:
- La zona T es grasa.
- Aspecto brillante.
- Suavidad.
- Los poros son agrandados en la zona T y puede presentar algunas impurezas.
- Las mejillas son entre normales y secas.
Causas:
- En las partes grasas, hiperproducción de sebo.
- En las zonas secas, falta de sebo y déficit de lípidos.
Para cuidar este tipo de piel lo más aconsejable es decantarse por productos específicos para piel oleosa a la hora de la limpieza. En cambio, si se busca hidratar y proteger del sol son más convenientes aquellos específicos para pieles normales.
Piel grasa
En este caso, la piel grasa es aquella que produce sebo en cantidades excesivas. Dicho proceso es conocido como seborrea y éste hace que se obstruyan los poros. Por eso, requiere de una higiene más regular y de una hidratación permanente. Lo bueno es que, de todos los tipos de piel, es el que envejece con más lentitud.
Normalmente, esta dermis produce más sebo porque las glándulas sebáceas son más grandes y numerosas de lo habitual.
Características:
- Los poros dilatados y pueden verse.
- Aspecto brillante.
- Textura irregular.
- Tonalidad pálida y gruesa, por lo que los vasos sanguíneos pueden no ser visibles.
- Propensa a que aparezcan barros, puntos negros y acné.
Causas
- Predisposición genética.
- Cambios o desequilibrios hormonales.
- Algún tipo de medicación.
- Estrés o ansiedad.
Las mejores formas de cuidar este tipo de piel es limpiarla entre 2 y 3 veces al día usando jabones líquidos o en barra glicerinados. Asimismo, se debe realizar de forma regular una exfoliación y usar mascarillas purificantes.
Consejo final:
Es bueno consultar con un dermatólogo para que él te recomienda los tratamientos y cuidados más adecuados a tu tipo de piel. Recuerda que en este artículo se expone información que en ningún caso sustituye a una consulta con un profesional.
Si quieres saber en qué grupo de tipos de piel se encuadra tu dermis, puedes ver el siguiente vídeo. En él te darán unos consejos para que puedas averiguarlo.
