La enfermera Lidiane Melo, de 36 años, trabaja en la primera línea de la pandemia, atendiendo a pacientes de la UCI en un hospital de Ilha do Governador, en la Zona Norte de Río de Janeiro, Brasil.
El año pasado, durante una guardia intensa, Lidiane tenía problemas para medir la saturación de uno de sus pacientes, ya que su mano estaba muy fría. Primero pensó en usar una técnica proporcionada en enfermería, pero no funcionó. Entonces, después de pensarlo un rato, llegó la solución:
“La mano estaba muy fría. Lo envolví en algodón ortopédico y venda, que es una práctica prevista en enfermería, pero no funcionó. La circulación no mejoró. Pensé en mojarle la mano con agua tibia, pero debido al riesgo de contaminación, la idea no era buena. Lo pensé un poco más y metí el agua tibia dentro de los guantes quirúrgicos y se lo envolví en la mano”, recordó Lidiane, en una entrevista con G1.
La idea de la enfermera fue excelente. En tres minutos, la circulación del paciente mejoró y fue posible medir la saturación de oxígeno para derivar al paciente a tratamiento. Durante todo este tiempo, Lidiane mantuvo su idea solo entre compañeros de trabajo, ya que no pensó que se convertiría en noticia en cuanto decidió publicarla en sus redes sociales.
“Hice este guante con agua caliente para mejorar la perfusión de mi paciente y ver mejor la saturación, y espero que sienta que alguien la está tomando de la mano”, redactó en el pie de foto de la publicación.
No pasó mucho tiempo hasta que la publicación de la enfermera comenzó a recorrer el mundo y la idea empezó a ser usada por otros profesionales. Esto se debe a que, además de ser una solución para mejorar la circulación sanguínea y permitir la medición de oxígeno, también es un consuelo psicológico para el paciente que se encuentra solo e inseguro en la cama de la UCI.
Lidiane pudo demostrar que su “técnica de la manita” realmente le aporta mucho consuelo a los pacientes, cuando tuvo que lidiar con una señora que estaba muy agitada cuando sabía que necesitaría ser intubada.
“Ella no nos dejó sedarla, solo dijo que no podíamos dejarla morir, que tenía dos hijas y dos nietas, que se ocupaban de la familia. Después de una conversación, me pidió que le diera la mano. Dije que no podía, que tenía otros pacientes que atender, pero que iba a hacer algo. Hice la manita, se calmó, dijo que parecía que yo la estaba agarrando de la mano, y yo dije que no era mía, que se suponía que ella pensaba que era la mano de Dios, que la iba a ayudar a salir de allí”, recordó emocionada.
Con las respuestas positivas, Lidiane empezó a aplicar la “técnica de la manita”, llamada “mano de Dios”, en muchos otros pacientes.
“Me apasiona mucho lo que hago. Es agotador, desesperante a veces perder 20 pacientes en un turno de 12 horas, pero no sé hacer otra cosa. El día que no sea para sensibilizarme ni llorar con el dolor del otro, dejo de trabajar en ese mismo momento”, dijo la enfermera.
El equipo de E-Consejos está de acuerdo con las medidas de aislamiento. Siempre que puedas, quédate en casa. Si necesitas salir, usa una mascarilla. Evita las multitudes y vacúnate cuando llegue tu turno. Haz tu parte para no propagar el coronavirus.
