El corazón tiene, normalmente, un ritmo estable de 60 a 100 latidos por minuto, considerando a un adulto en reposo. Pero esta frecuencia cardíaca puede variar mucho, por ejemplo: al dormir, la frecuencia cardíaca puede descender a 40 latidos por minuto (lpm).
Un deportista tiene un ritmo más bajo, girando entorno a los 40 y 60 lpm, porque el músculo cardíaco es más fuerte y bombea más sangre, mientras que un recién nacido tiene latidos que alcanzan los 160 lpm.
Entonces, cuando tu corazón comienza a latir muy rápido, a más de 100 latidos por minuto, y sientes un poco de falta de aire, a veces mareos, vértigo, cansancio y sensación de desmayo, es una taquicardia. Esta sensación debería parar en unos segundos o en unos pocos minutos.
¿Por qué ocurre una taquicardia?
En el caso de los adultos, no deportistas y en reposo, que experimentan picos en los latidos del corazón, es decir, sienten que su corazón late rápido sin razón aparente, esto puede significar un problema, y lo mejor es consultar a un médico.
No siempre una taquicardia es un signo de enfermedad cardíaca: el corazón se acelera con las emociones, con el susto, con las sorpresas, el estrés y la ansiedad. Pero cuando la taquicardia ocurre sin motivo aparente, lo mejor es consultar a un especialista.
Además de ser una reacción normal a factores externos, la taquicardia también puede ser un síntoma de enfermedad cardíaca, enfermedad pulmonar, trastornos de la tiroides, arritmia, embolia pulmonar o hipertiroidismo.
Formas naturales de parar una taquicardia
Cuando tienes una taquicardia por estrés (la frecuencia cardíaca puede llegar a 150 o 200 lpm en un adulto bajo la influencia del estrés), por causa de un susto, miedo u otras situaciones consideradas normales, puedes calmar el corazón con medidas naturales. Descubre, a continuación, cómo:
1. Utilizando agua fría
Cuando sientas que tu corazón se acelera, puedes calmarlo usando un recipiente hondo de agua fría. Cuanto más frío, mejor. Entonces, si el agua del grifo no está demasiado fría, pon algunos cubitos de hielo para bajar la temperatura.
En seguida, contén la respiración y sumerge la cabeza en la palangana. Mantén la cabeza sumergida todo el tiempo que puedas (no es necesario que sumerjas toda la cabeza, puedes dejar las orejas fuera).
Esta técnica se llama reflejo de los buceadores. Cuando la cara entra en contacto con el agua a temperaturas muy bajas, el cerebro envía señales al cuerpo para ralentizar el metabolismo e instantáneamente ralentiza los latidos del corazón.
2. Respirando profundamente
Puede parecer un consejo tonto, pero es bueno. Llena los pulmones de aire muy lentamente, tanto como puedas hasta que sientas que no puedes inhalar más.
En seguida, exhala por la boca muy rápidamente, hasta que no quede aire en tus pulmones. Respirar hasta el límite de la capacidad pulmonar ayuda a disminuir la frecuencia cardíaca. Hacer esta respiración durante, cerca de un minuto debería ser suficiente para detener la taquicardia.
¿Cuándo buscar a un médico?
Si los episodios de taquicardia son recurrentes, en situaciones en las que tu cuerpo está en reposo, es decir, no estás practicando actividad física, no estás en una situación estresante, muy ansiosa, ni has tenido miedo, es motivo suficiente para que busques un cardiólogo.
Importante: Los datos expuestos en este artículo no remplazan a la opinión de un profesional de la salud. Consulta siempre a tu doctor de confianza ante el mínimo síntoma.