¿Sabes qué es la sepsis? También conocida como infección generalizada, es más común en los hospitales durante las internaciones. Sin embargo, las cosas simples de todos los días, como el arañazo de una mascota o morderse las uñas, también pueden causar esta enfermedad.
El problema es cada vez más común, en gran parte debido a las superbacterias. Tanto es así que incluso hay día de concientización: 13 de septiembre. Según el Consejo Federal de Enfermería, la infección generalizada es “responsable de la ocupación del 25% de las camas brasileñas en la UCI”, lo que requiere una mayor atención a la enfermedad.
Qué es
De acuerdo con el Instituto Latinoamericano de Sepsis (ILAS), esta “es un conjunto de manifestaciones graves en todo el cuerpo producidas por una infección. La sepsis era conocida anteriormente como septicemia o infección de la sangre. Hoy es más conocido como una infección generalizada”.
Pero su nombre no está a la altura de lo que sucede en el cuerpo, de hecho. No es que todo el cuerpo esté infectado, sino una parte: la que inició el proceso. Lo que está generalizada es la reacción del cuerpo a esta infección, que genera inflamación en todo el cuerpo. Esto conduce al mal funcionamiento de varios órganos, pudiendo llevar a la muerte.
Niveles
De acuerdo con doctor Dráuzio Varela, existen tres niveles de infección generalizada, dependiendo de la intensidad y el deterioro físico. Esta es gradual y no está completamente delimitado, pudiendo el paciente oscilar entre diferentes niveles. No obstante, siempre hay uno que destaca, siendo este último una excepción a la regla porque es notoriamente clara.
De esta manera, de acuerdo con su desarrollo, la sepsis puede estar en uno de estos niveles:
- Simples: empiezan a aparecer los primeros síntomas, como una respuesta inflamatoria inicial en todo el cuerpo.
- Grave: en esta etapa, los órganos comienzan a sufrir inflamaciones, presentando un deterioro funcional.
- Choque séptico: la etapa más grave e, infelizmente, final para muchas personas. Hay una caída severa de la presión arterial sin reacción a la medicación.
Síntomas
Las primeras señales de infección generalizada son el aumento de la temperatura corporal, que es difícil de controlar. También puede ocurrir hipotermia, escalofríos corporales, dificultad para ir al baño con una pequeña cantidad de orina.
Además de eso, se puede observar la aceleración del ritmo respiratorio, cansancio extremo, latidos cardíacos acelerados, agitación y confusión mental. Cuando se realizan los exámenes, se indican cambios en el recuento de glóbulos blancos y plaquetas.
¿Cómo se hace el diagnóstico?
Tan pronto como aparezcan los primeros síntomas, debe investigarse para evitar ser una infección generalizada. Para ello, el médico hará una evaluación física, seguida de pruebas de laboratorio. El objetivo es descubrir qué originó el proceso de infección para buscar el mejor tratamiento para cada caso.
Para esto, de acuerdo con Varella, el paciente debe someterse a algunas pruebas, tales como “recuento sanguíneo y hemocultivo, análisis de orina y, si es necesario, el cultivo de secreciones respiratorias y lesiones cutáneas preexistentes. Las imágenes tales como rayos X, ultrasonido, tomografía y resonancia magnética pueden ser útiles para aclarar el diagnóstico “.
Tratamientos
Cuanto antes se diagnostique la enfermedad, más rápido y efectivo será el tratamiento. Por lo tanto, el paciente debe ser ingresado en una unidad de cuidados intensivos, con total apoyo médico. Una vez acomodados y con los exámenes realizados, comienza el tratamiento.
El primer objetivo es anular el agente infeccioso. Para esto, normalmente, hay administración intravenosa de antibióticos en caso de bacterias. También se administrarán medicamentos para controlar la presión arterial y hasta hemodiálisis si es necesario.
¿Tiene cura?
Cuanto antes se trate, mayores serán las posibilidades de cura. Además de ello, la condición física del paciente también influirán directamente en las posibilidades de cura. El tratamiento debe administrarse de inmediato y con la orientación adecuada.
Si todos los factores están alineados, hay una buena posibilidad de curar la infección generalizada. Pero mejor que tener que lidiar con un tratamiento poderoso, como es este caso, es prevenir el desarrollo de la enfermedad.
Cómo evitarla
Puede parecer una tontería, pero las medidas simples evitan mucho dolor de cabeza. Lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño es una de ellas. La vacunación contra enfermedades que pueden provocar complicaciones también es una excelente idea.
Además de ello, el uso indiscriminado de antibióticos puede hacer que tu cuerpo fortalezca las bacterias, siendo completamente no recomendado. Tomar siempre los medicamentos dentro del tiempo prescrito por tu médico, incluso si parece que ya estás bien, es fundamental.