¿También amas la farofa seca y crujiente? Entonces, descubre qué tiene la fórmula correcta de hacerla, para que no parezca harina sazonada. Aprende aquí los trucos para hacer una farofa perfecta, o sea, el acompañamiento favorito de los brasileños.
Usa bastante mantequilla
Si pones solo un poquito, no hará una gran diferencia. La humedad en la harina está entre 2% y 12%, es decir, súper seca. Para que quede gustosa, necesitas una cantidad considerable de grasa. Hay quienes usan manteca de cerdo, que también la hace deliciosa, pero la mantequilla es sin duda la reina.
Usa caldo de carne, pollo o pescado
Si ya tienes listo el plato principal y tienes caldo, aprovéchalo para condimentar la farofa. Mientras derrites la harina, añade unas cucharadas de caldo de pollo, carne o pescado (si tienes aceite de palma entonces … quedará aún mejor). Después, es solo prepararla como de costumbre y disfrutar del sabor extra.
¿Miel en la farofa? ¡Sí se puede!
También para añadir en la mantequilla derretida, esa cucharadita de miel puede marcar la diferencia. Esta queda ideal para la farofa con plátanos o pasas, dejando un toque especial.
Usa la creatividad
¿Sabes de esa carne sobrante del día anterior o la col que ya está pidiendo que la uses? ¡Son perfectas para la farofa! Las manzanas, los plátanos y los huevos también combinan bien con las guarniciones. Por supuesto, no pueden faltar las especias, como la cebolla y el ajo.
¡Nada de ser perezoso!
Nada de pasar la harina sobre la mantequilla y pensar que se convirtió en farofa. Tienes que tostarla bastante, para que quede leve y crocante. Déjala a fuego lento, revolviendo constantemente durante, al menos, dos minutos o cuando notes que puede empezar a quemarse.
¿Quieres ver un ejemplo de farofa perfecta? Entonces, mira el paso a paso en el siguiente vídeo.
