Esta es una de esas historias que impresionan, no solo por las coincidencias, sino que también por la lucha en pro del amor. Eduarda Marcon Nunes y Giovane Basoti se conocieron en el colegio y allí se enamoraron. Después de años de relación, decidieron casarse y unir a sus familias. ¡Fue entonces cuando descubrieron que podían ser hermanos!
Reunión de las familias
Los novios organizaron una cena en la casa de la madre de Eduarda para oficializar el compromiso. Cuando Giovane y su familia llegaron, había una atmósfera extraña en el aire.
“Noté que los ojos de mi madre se agrandaron cuando le presenté a mi suegra, pero mi ansiedad era tan grande que ni siquiera me importó. Minutos después, ella me llamó a la habitación y me preguntó si aquel era realmente el padre biológico de Giovani”.
Fue entonces cuando Eduarda se enteró de que se trataba de la exmujer de su padre, de la cual se había separado años antes de que estuvieran juntos. Además, estaba embarazada cuando se separaron, pero la madre de Giovane estaba teniendo un romance con su actual esposo y dijo que el niño era suyo.
“Y luego vino la bomba: si fuera realmente, Giovane podría ser mi medio-hermano. En estado de shock, me senté en la cama y me quedé allí durante minutos, completamente incrédula. La situación era tan absurda que incluso bromeé: ‘Si no quieres que me case, habla, no tienes que inventar nada'”.
Ellas regresaron a la mesa y al final de la cena la madre de Eduarda no pudo soportarlo y le preguntó si era pariente de Jair Nunes. La suegra lo negó con vehemencia. Sin embargo, ella insistió, creando una mayor tensión en el ambiente, el cual era necesario, por cierto. Fue entonces cuando la suegra asumió que conocía al padre de Eduardo. Empero, dijo que su hijo era de su marido actual.
“Gil y yo nos abrazamos y comenzamos a llorar. Mi padrastro, incrédulo, nos estaba consolando y mi madre, disgustada, ya estaba loca por la vida diciendo que teníamos que terminar pronto esta relación. Y así acabó nuestra tan esperada cena de compromiso”.
La verdad revelada
Las dos familias se posicionaron en contra de la relación, y ellos comenzaron a encontrarse a escondidas. Para aclarar cualquier duda, decidieron hacerse una prueba de ADN, para ver quién era el padre de Giovane.
“El día que salió el resultado, fuimos todos al laboratorio. Parecía una comitiva. Queríamos saber la verdad lo antes posible. Una vez allí, Giovane, Doña Inés y mi suegro recibieron un sobre cada uno. Mi novio fue el primero en abrirlo. Y no, él en realidad no era el hijo biológico de mi suegro”.
O sea, él era hijo del padre de Eduarda y de su medio-hermano. “A partir de ahí, nuestro mundo se puso patas arriba. Entonces, empezó una maldita presión psicológica para separarnos. Mi madre me prohibió salir de casa para no encontrarme con Gil. Ella quería hacer que me olvidase de él a toda costa”.
La situación se puso tan complicado que Eduarda y Giovane se fueron de las casas de sus padres para irse a vivir juntos, sin la bendición de las familias. Estas no tuvieron más remedio que aceptar la decisión de sus hijos, y tratar de ayudarlos de la mejor manera. Y después de esto, ellos se olvidaron por completo que tenían esta relación de sangre, viviendo como cualquier otra pareja.
Hijos y aprehensión
Los embarazos de este tipo de relaciones pueden llegar a ser muy complicados, ocasionando diversos problemas al bebé. Entonces, imagina el susto de Eduarda cuando se enteró que estaba en estado.
“Por primera vez, sentimos que nuestra relación podría causarnos problemas. Sabíamos que, siendo parientes, nuestro hijo podía nacer con alguna discapacidad o problemas de salud. Fue un torbellino de emociones. Sentimos una mezcla de alegría por la llegada del bebé, y miedo de que naciera con un problema más grave”.
Por suerte, la pequeña Sara nació súper saludable, a pesar de ser prematura. Cuando a penas ella tenía un mes de vida, los padres se pelearon seriamente y Giovane se fue de la casa. Durante este período, tuvo relaciones con otra mujer, a la cual acabó por embarazar. Él ya estaba viviendo de nuevo con Eduarda cuando se enteró y, al final, acabaron haciéndose todos amigos.
Después vino el segundo embarazo, o sea, la segunda hija de la pareja, Valentina. “Esta vez, todo fue diferente. En las primeras 12 semanas tuve un desprendimiento de placenta, luego tuve que ausentarme del trabajo porque empecé a tener contracciones y dilatación. Pasé toda la gestación en reposo”.
Esta también nació prematura, pero también le diagnosticaron fibrosis quística. “Al principio, me sentí terriblemente culpable, pero los médicos nos dijeron que no era específicamente causado por nuestra relación. Hay incluso más posibilidades de que suceda porque somos hermanos, pero no es la causa principal”.
Cómo están en la actualidad
Muy bien y felices, forman una familia única. La hija de Giovane y las dos hijas de la pareja son grandes amigas y Eduarda las mima a todas sin distinción. Todavía no saben del tema del parentesco, pero cuando sean mayores lo sabrán. Y Eduarda comenta:
“No le hicimos daño a nadie. Cuidamos nuestra vida y nuestra familia con mucho amor y dedicación. Mi esposo y yo decidimos estar juntos porque realmente nos amamos. Seguimos juntos hoy, 13 años después, con dos hermosas hijas y una hijastra a la que adoro”.
Fuente: Marie Claire
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