La venta de medicamentos antidepresivos está creciendo anualmente, al igual que los casos de ansiedad y depresión. Solo en 2017, hubo un crecimiento del consumo del 74% en solo 6 años en Brasil, por ejemplo. Una situación preocupante, ¿es realmente necesario un remedio para la depresión o la receta se está volviendo más irresponsable?
La depresión es una enfermedad grave, definida por el Ministerio de Salud de Brasil como un estado mental, generado por tres factores: genética, bioquímica cerebral y eventos vitales. Cuando un padre tiene depresión, hay un 40% de posibilidades de que sus hijos también la desarrollen. Esto se justifica no solo por los eventos familiares, sino también por la bioquímica cerebral.
De acuerdo con el Ministerio, “existe evidencia de deficiencia de sustancias cerebrales llamadas neurotransmisores. Estos son noradrenalina, serotonina y dopamina que participan en la regulación de la actividad motora, el apetito, el sueño y el estado de ánimo”. Y para ayudar a regular, están los medicamentos antidepresivos.
¿Funcionan los remedios para la depresión?
Gran parte de los tratamientos no necesitan antidepresivos para comenzar a hacer efecto, pero pueden ser fundamentales en otros. Cada persona tiene su propia realidad y no se puede universalizar algo tan complejo. Sería como decir que un anticonceptivo que se adapta a una mujer se adapta a todos. Se sabe que no es así como funciona. Inclusive con algunas personas, hasta pueden fallar.
Entonces, ¿cómo saber si realmente son necesarios y funcionarán? La única persona que puede recetar este medicamento es un psiquiatra, el cual ha pasado años estudiando medicina y especializándose en el área. Este sabe sabe lo que está haciendo, ¿está de acuerdo? Además de ello, es importante que este continúe probando sustancias y dosis para ver cómo reacciona tu cuerpo.
Los medicamentos modernos son mucho más eficaces, teniendo menos efectos secundarios. Sin embargo, algunos pacientes no muestran la mejoría esperada con el tratamiento más actual, por lo que tienen que recurrir a los que se desarrollaron primero. Mira cuáles son los tipos que hay actualmente en el mercado.
¿Cómo actúan en el cerebro?
Ya sabes que tu cerebro está compuesto de neuronas que se comunican entre sí para enviar mensajes, sensaciones y cosas similares. Para que puedan comunicarse, deben tener una conexión especial, que se logra a través de receptores y neurotransmisores. Estos incluyen serotonina, dopamina y otros, cada uno responsable de un tipo de información.
Hay receptores a ambos lados de la comunicación, haciendo que los neurotransmisores den vueltas y vueltas con la información. Cuando hay una menor cantidad de alguno de estos, su funcionamiento puede verse afectado y provocar sentimientos como tristeza profunda, apatía, temblores y otros signos típicos de depresión.
Ahí es exactamente donde entran los medicamentos. Estos hacen que los neurotransmisores, al encuentran a los receptores, se peguen allí y no regresen, lo que aumenta la cantidad de ellos en el cerebro. Es por eso que también se los conocía como bloqueadores, ya que no permiten que regresen los neurotransmisores.
Este aumento hace que los sentimientos de depresión inmovilizantes y desagradables se puedan vencer más fácilmente. Por supuesto, puede usarse como un tratamiento temporal, debiendo así enseñar al cuerpo a desarrollar más de estos neurotransmisores importantes. Tanto la alimentación, el ocio y la actividad física pueden ayudar.
Tipos de antidepresivos
Actualmente, existen cuatro tipos de remedios para la depresión, siendo prescritos con cautela para casos específicos. Es esencial que solo tomes medicamentos recetados, ya que es posible que no actúen como se esperaba y que aún puedan traer problemas a tu cuerpo a mediano plazo si no se hace de manera adecuada. Mira qué opciones hay en el mercado en la actualidad:
- Inhibidores de IMAO: muy antiguos y poco recomendados, estos causan muchos efectos secundarios. Sin embargo, algunos pacientes solo se adaptan a ellos. Por eso, es una opción para estudiar. Estos incluyen tranilcipromina, moclobemida, fenelzina e iproniazida.
- Tricíclicos: más modernos, pero también bastante direccionados, este tipo puede causar varios efectos secundarios, siendo indicados para algunos pacientes. Entre ellos se encuentran la clomipramina, la amitriptilina y la nortriptilina.
- Inhibidores selectivos: modernos y con muchos menos efectos secundarios, se usan indiscriminadamente, sin indicación médica, en el mercado informal. Aunque también es útil para la ansiedad, debe prescribirse con precaución, ya que sigue siendo un medicamento muy fuerte el cual interfiere con la química del cerebro. Estos incluyen fluoxetina, escitalopram, paroxetina, sertralina y venlafaxina.
- Otros: inhibidores selectivos que también actúan sobre las monoaminas, siendo de uso más complejo y para casos particulares. Entre ellos están el bupropión, la merzapranina, la trazodona y la duloxetina.
Sin embargo, uno no puede esperar el resultado de un medicamento para la depresión y la ansiedad. Es fundamental entender la causa y trabajar para eliminar los factores que desencadenan la enfermedad. Para eso, el medicamento es un soporte esencial, pero el seguimiento con el psicólogo también es esencial. Busca un médico de confianza y comienza el tratamiento.