Todos estamos de acuerdo en que la familia es la célula fundamental de la sociedad. Éste es el núcleo donde el adulto aprende a salir de su comodidad y donde el niño aprende a salir de sí mismo para abrirse al mundo. Una rabieta infantil parece dar muestras de que esta dinámica no se está cumpliendo.
Algunos investigadores sobre el comportamiento humano sugieren que las rabietas responden a actitudes de los padres durante el proceso de crianza. Este es el caso de la especialista Emma Jenner, quien ha identificado las fallas más comunes de los padres que facilitan o estimulan las rabietas infantiles.
Según Jenner, los niños también deben ser exigidos, es decir, se les debe hacer saber que se espera mucho de ellos, y que tienen un nivel de participación y compromiso en las dificultades y esfuerzos de la vida diaria. Estamos hablando de formales en responsabilidad, si bien esta responsabilidad debe ir acorde a su edad y situación.
Errores que comenten los padres en la crianza de los niños
1. Los padres justifican los berrinches
Si los padres justifican a sus hijos diciendo “así son los niños”, estos reforzarán su mala conducta, pues entenderán que con el berrinche lograrán sus objetivos. Es mejor contrarrestar este tipo de comportamiento asignándole al niño pequeñas actividades o responsabilidades que lo mantenga ocupado y le demuestren confianza y expectativa sobre él.
2. Los padres impiden que otras personas les llamen la atención a sus hijos
Muchos padres cometen el error de impedir que otras personas, como familiares, amigos, compañeros de trabajo, empleados o maestros, les llamen la atención a sus hijos cuando se portan inadecuadamente. Esto es terrible. Los niños deben aprender que pueden existir diferentes fuentes de autoridad, y que en todo caso, deben respetar a todos. Si los padres cometen este error, no solo desautorizan a los demás, sino que se crean un problema a sí mismos, pues el niño sentirá que puede hacer lo que quiera sin responsabilidad alguna.
3. Los padres demuestran temor a las reacciones de sus hijos
Muchos padres conceden a sus hijos todo lo que desean por temor a sus reacciones, como el llanto descontrolado. Como ejemplo, podemos citar el caso de aquellos que, por temor a que sus hijos no coman, les consientes todos los caprichos a la hora de las comidas, como cambiar los colores de los vasos después de servida la bebida.
Aunque lo que pretenden es evitar el berrinche, este tipo de actitudes de los padres le transfiere el control de la situación a los hijos. No siempre es malo que llore. Deje a su niño llorar de vez en cuando. Así comprenderá que no siempre se puede obtener lo que se desea, y aprenderá que no todas las situaciones contrarias a sus deseos implican una tragedia.
4. Los padres usan recursos rápidos de manera excesiva
Los padres se sienten en la obligación de proveerles de constante entretenimiento a los hijos, no solo para que o se aburran, sino para que no molesten. Por eso, le ofrecen recursos indiscriminadamente para librarse de la presión, como darle un artículo electrónico a toda hora. Es lo que llaman un “atajo”.
Pero al hacer esto, los padres impiden que el niño aprenda a desarrollar actitudes fundamentales en la vida como la paciencia, e impiden también que el niño se conozca a sí mismo y descubra sus potencialidades para entretenerse de manera autónoma.
¿El niño está aburrido? Asígnele alguna tarea… Que lea… Que alimente a su mascota, que le ayude a usted en alguna actividad de la casa, así hasta le enseñará a practicar algunas responsabilidades.
5. Los padres anteponen las necesidades de los niños a las de todos los demás
Un error común, bien por una inadecuada comprensión de lo que son las expresiones de amor, o bien por temor a evitar un berrinche, es darle a los niños la prioridad en todo. Excepto que se trate de un asunto de salud, es bueno para los niños comprender que otras personas también tienen necesidades y que estas necesidades son legítimas.
Los padres también requieren satisfacer sus necesidades personales de vez en cuando. Por ejemplo, si han destinado un paseo y el niño prefiere ir a otro lugar, los padres no deben cambiar su recorrido a petición del crío. La frustración que genera en los padres se manifiesta negativamente en su comportamiento y además el niño refuerza la idea de que él puede tener el control del entorno familiar.
Si usted desea tener un hijo adulto sano y feliz, recuerde que no lo logrará queriendo librarse de los berrinches de cualquier manera, sino educando a su hijo para que adquiera sentido de responsabilidad, compromiso y respeto con su entorno afectivo y social.