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La policía se llevó a su perro. Descubra por qué.

Tras publicar una foto de su perro en las redes, Tillery tuvo que entregar a su mascota a las autoridades. Descubra los detalles en este artículo.

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Muchas son las personas que adoran la compañía de un perro: son fieles y cariñosos compañeros. Sin embargo, algunas personas se han dedicado a explotar ciertas razas de canes para la vigilancia y para las apuestas de peleas de animales.

De ahí que los más buscados sean los pitbull y los rottweiler, entre otros, dados que su fuerza, peso y tamaño (y hasta el tipo de mordida) pueden ocasionar daños irreversibles, y de allí también que en algunas ciudades esté prohibido tenerlos. ¿Pero es que acaso estos perros son naturalmente agresivos o los maltratos que reciben los determina?

La historia de Tillery y Diggy, y los estragos de los prejuicios

Tillery, habitante de la ciudad de Michigan (Estados Unidos), adoptó a un pitbull y lo llamó Diggy. Feliz con la relación que había logrado con su perro, Tillery decidió publicar una foto en las redes sociales, como es costumbre de quienes aman a sus mascotas. Para su sorpresa, la policía tocó su puerta al día siguiente, como consecuencia de una denuncia hecha por uno de sus contactos.

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En efecto, una ley prohíbe en Michigan la posesión de esta raza de perros, así como de otras razas específicas, ya que se consideran “armas mortales”. Pero la verdad es que los perros no son agresivos por naturaleza. El comportamiento del perro depende de gran medida del aprendizaje que reciba en su experiencia de vida. Por ejemplo, si el perro es maltratado por su amo, éste aprenderá a desconfiar de los seres humanos y se defenderá de todos “atacando”.

Diggy es un perro sumamente feliz y amoroso, por lo que Tillery no se dio por vencido. En primer lugar, tuvo que abogar para que se reconociera la docilidad del animal, pero como la ley no estaba sujeta a este tipo de consideraciones, Tillery decidió indagar a profundidad en el árbol genealógico de su mascota. Es decir, Tillery estudió su “pedigrí”.

Para su sorpresa, y también para la frustración de las autoridades, Tillery logró demostrar que Diggy no era un pitbull como se creía, sino que se trataba de un Bulldog americano. Como la raza no estaba contemplada en la lista de perros prohibidos, tuvieron que devolvérselo a su dueño.

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La historia tuvo entonces su final feliz, y todo por una argucia leguleya. Tillery y Diggy se reunieron nuevamente y hoy por hoy siguen disfrutando de la vida alegre y vivaz entre un perro y su amo.

¿Pero está usted de acuerdo con que una ley declare peligrosos a los perros por su raza? ¿Cree usted que ciertas razas de perros puedan ser naturalmente mortales? Esperamos que comparta este artículo y nos deje su opinión en la caja de comentarios.

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