Harry tiene 92 años, reside en California y vive solo, ya que su único hijo hace vida en otro estado. Desde siempre se ha encargado de cuidar de sí, mantener la limpieza de su hogar y realizar sus trámites legales y bancarios, su hijo le proporciona todo lo que necesita en términos económicos pero lamentablemente no puede hacerse cargo de él.
El tiempo ha pasado y el cuerpo de Harry ya no es el mismo, ya no es tan ágil como antes, por lo que se mueve estrictamente para lo necesario en la zona donde reside, como retirar del banco el dinero que su hijo le envía, asistir al médico, comprar sus medicinas y hacer mercado.
Un día, Harry se disponía a retirar dinero en el banco para hacer las compras, ya que su despensa se encontraba vacía, pero cuando se dirigió a uno de los funcionarios del banco, el mismo le indicó que no podría retirar el dinero, debido a que su documento de identidad se encontraba vencido.
A pesar de las canas y los años de Harry, los empleados de la institución financiera no quisieron alterar ninguno de sus protocolos. El anciano se alteró y desesperó, les rogaba que consideraran su caso y su edad, necesitaba el dinero para poder comer, no tenía a ningún familiar cerca que pudiese ayudarlo.
Los funcionarios de la institución bancaria no hicieron nada más y procedieron a hacer todo lo posible para evitar el escándalo, por lo que expulsaron al anciano del lugar y llamaron a la policía para que lo ayudaran a volver a su hogar.
Solidaridad, respeto y humanidad
Afortunadamente, la suerte de Harry cambió cuando al lugar llegó el policía Josett Midlenton, caracterizado por su gran calidad humana y de servicio.
Josett tranquilizó a Harry, lo defendió ante las autoridades del banco y lo llevó hasta el órgano encargado de renovar documentaciones para emitir un documento de identidad nuevo, no conforme con eso lo llevó nuevamente en la patrulla hasta el banco, lugar donde lo acompañó hasta que pudo realizar el retiro de su dinero.
Harry estaba feliz y aunque Josett sólo estaba haciendo su trabajo, debemos aprender mucho de él, ser más humanos, amables, respetuosos y conscientes con nuestros adultos mayores.
Qué diferente hubiese sido el día de Harry si el banco hubiese aceptado su documentación vencida. No compliquemos la vida de nuestros ancianos, ellos necesitan de nosotros. Debemos simplificar su vida, servirles de apoyo y llenarlos de amor.
Le invitamos a ver el siguiente video, en él se presenta el hermoso caso de un policía que cargó a un anciano que no podía cruzar la calle:
¡Los buenos somos más!