Por muy bonitas que sean, muchas plantas esconden sustancias tóxicas en su interior. Conocer estas plantas es la mejor forma de evitar sufrir los efectos secundarios de tener un contacto desprotegido con ellas.
Manzanilla de la muerte (Hippomane mancinella)
Según el Libro Guinnes, este es el árbol más peligroso del mundo. No es casualidad que se le conozca como el “árbol de la muerte”. La manzanilla de la muerte es originaria de Florida, el Caribe, las Bahamas y Colombia. Sus frutos son dulces y jugosos, pero muy tóxicos. Estos provocan fuertes dolores y pueden matar. Su savia es aún peor, ya que es corrosiva y venenosa, provocando graves quemaduras en la piel. Incluso si tocas tan solo la corteza del árbol, existe el riesgo de quemarse.
Acónito (Aconitum napellus)
Las bellas flores azules y delicadas de esta planta son solo una trampa. Antiguamente, su veneno se usaba en puntas de flecha para cazar y matar a los enemigos. Con 10 gramos de raíz es posible matar a un adulto. Los síntomas son náuseas, vómitos, diarrea, sensación de ardor, entumecimiento en la boca y la cara, hipotensión, arritmia y paro cardíaco.
Ongaonga (Urtica ferox)
Esta es una planta que con su apariencia ya deja más claro el peligro, por lo que instintivamente evitas tocarla. Nativa de Nueva Zelanda, esta ortiga está llena de pelo largo a través de las hojas que inyectan un líquido tóxico en cualquiera que las toque o las recoja. No es solo una reacción leve. El tóxico de esta planta causa dolor y entumecimiento inmediatos, después dolor abdominal intenso, desorientación, problemas respiratorios, funciones motoras deterioradas y calambres.
Belladona (Atropa belladonna)
Con lindas flores en forma de campana, esta planta es otra de las traicioneras que atraen por belleza, pero atacan si las tocas. La Belladona es una de las plantas más tóxicas del hemisferio oriental. Si se ingiere una hoja, aparecerán síntomas como sensibilidad a la luz, taquicardia, pérdida del equilibrio, dolor de cabeza, erupción cutánea, sequedad de la boca y la garganta, dificultad para hablar, confusión, alucinaciones, delirio y convulsiones, que pueden llevar a la muerte.
Aguijón del suicidio (Dendrocnide moroides)
La toxina de esta planta australiana se encuentra entre las más nocivas ya catalogadas. El contacto con la toxina puede causar un shock anafiláctico en cualquier persona, por más saludable que sea. La sensación que provoca es terrible, como si tuvieses una descarga de alto voltaje y sufrieras quemaduras por ácido, todo al mismo tiempo. La toxina ingresa al organismo a través de las pequeñas espinas en toda la superficie de la hoja, y al menor contacto ya se pueden tener síntomas.
