En los últimos años, ha habido en el mundo un repunte de celebraciones que hace 20 o 30 años no eran costumbre, y hoy se imponen como auténticas oportunidades de mercadeo. Entre ellas, podemos pensar en los baby shower, esas fiestas en las que las madres embarazadas reúnen a sus amigas y amigos para preparar el nacimiento de su nuevo hijo.
La cosa se ha vuelto una práctica extendida por todo el mundo, pero junto a esto, muy particularmente en los países prósperos donde las personas tienden cada vez menos a tener hijos, este tipo de atenciones se desvían hacia los nuevos reyes de la casa: los perros y mascotas en general.
Recientemente se ha hecho viral en las redes sociales las imágenes de un babyshower muy particular: el de una perrita embarazada, de raza pitbull, cuya orgullosa dueña, Gisselle Suárez, le organizó una fiesta a todo dar en la playa para conmemorar el suceso.
Las fotos repuntaron caso de inmediato. Alcanzó más de 54 mil retwitts y fue señalada como favorita más de 156 mil veces. ¿No es sorprendente?
Esta bella perra vestida con un tutú azul no ha dejado de impactar desde entonces. Pero como las redes son públicas y, por tanto, inesperadas, los debates no se han hecho esperar.
Gran parte de los opositores a este acto critican el hecho de que se celebre la procreación de los perros cuando las organizaciones protectoras de animales trabajan en el control de la densidad poblaciones de los canes, debido a que suponen serios problemas tanto para las ciudades como para la propia manutención de estos queridos amigos.
Las campañas de estas instituciones promueven, más bien, la esterilización de los perros como una medida de protección y cuidados.
La verdad, a mí más bien me abismas otras cosas. Claro que los perros son adorables, y los amamos y estimamos como parte de nuestra familia, pero… ¿el amor por nuestras mascotas justifica este tipo de acciones que ellos no pueden valorar? ¿No es acaso un exceso? ¿Qué opina usted?
Mire el siguiente vídeo:
