El estado de Texas en los Estados Unidos ha resucitado una práctica bastante antigua y controvertida en la educación infancia: el castigo físico. A los alumnos que se comporten mal o obtengan notas bajas en los colegios, los maestros los corregirán con palmetas.
A pesar de que no existe ninguna evidencia de que el castigo corporal ayude a los estudiantes a mejorar el rendimiento, el consejo de administración Three Rivers Independent School, en el sur de Texas, cree que esta es la única salida. Por eso, ya ha comenzado a enviar palmetas para que los maestros las usen durante las clases.
El distrito escolar espera que las palmetas mejoren el comportamiento en el aula y el rendimiento de los estudiantes. La disciplina es optativa. Para que el maestro aplique el castigo, los padres deben proporcionar un consentimiento escrito y verbal.
¿Cómo funciona?
Si un estudiante quiebra las reglas o desobedece al profesor, será castigado con la palmeta. El coordinador de comportamiento del campus de Three Rivers Elementary School, Andrew Amaro, quien muestra entusiasmo por la nueva medida, cree que es mucho mejor aplicar el castigo físico que suspender a los estudiantes.
El otro lado de la historia
Las estadísticas afirman que la mayoría de los estudiantes negros son más susceptibles al castigo. El Secretario de Educación, John B. King, Jr escribió una carta solicitando a los Estados, 22 que han adoptado la medida, a prohibir el castigo corporal.
Según él, cerca de 40,000 estudiantes que han sufrido castigos corporales son negros. Y, encima, la posibilidad de que un niño negro reciba un golpe es mayor que la de un niño blanco.
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