En diferentes culturas, las formas de criar a los niños varían mucho. Existen algunas en las que golpear a un niño es algo muy común. En otras, esta acción es inimaginable. Dicho esto, en Brasil, a pesar de ser criminalizado la agresión física en los niños, sigue siendo una realidad. Conoce el estudio estadounidense que dice que pegarle a los niños es malo para ellos.
Por qué pegarle a los niños es malo
Si alguna vez creíste que golpear a tus hijos ayudaría a educarlos o enseñarles alguna lección, ahora puedes olvidarte de ese pensamiento porque ya es oficial: pegarle a los niños es malo para ellos.
La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) durante 20 años no había emitido una declaración sobre el castigo corporal hasta hace poco. En su último informe, la organización desaconsejó golpear a los niños en casa, al mismo tiempo que seguía una línea rígida contra el castigo corporal en las escuelas.
El motivo es que no solo la tradición consagrada en el tiempo es cruel, sino que también es ineficaz como un medio para cambiar el comportamiento de un niño y puede conducir a un comportamiento aún más extremo, lo que a su vez conduce a un castigo físico más severo.
La AAP basó su declaración en 20 años de investigación, que concluye que no hay beneficios en el comportamiento de los niños cuando se les golpea. Otros estudios han encontrado que el pegar, en realidad, aumenta la aparición de mal comportamiento, y un pequeño estudio de resonancia magnética encontró que los adultos que recibieron castigos corporales severos cuando eran niños tenían menos volumen de materia gris responsable de la función social y también un menor rendimiento del desempeño intelectual en sus cerebros.
Y sin las palmadas, ¿cómo los padres van a educarán a sus hijos? El objetivo de la disciplina es enseñar a los niños qué hacer para que puedan convertirse en adultos emocional y socialmente saludables, no para proporcionarles a los padres una válvula de escape.
La AAP sugiere algunas alternativas para disciplinar a los niños en su página de crianza a los hijos, HealthyChildren.org, que incluyen recompensar el buen comportamiento, usar los tiempos de espera cuando un niño necesita relajarse y establecer una relación clara entre el mal comportamiento y las consecuencias que acompañan al mal comportamiento que el niño tiene. Usar las palabras correctas para educar también es esencial.
La buena noticia es que el siglo XXI ha traído una fuerte disminución en el número de padres que admiten haber golpeado a sus hijos. De acuerdo con el comunicado de prensa de la AAP, “los adultos jóvenes, independientemente de su raza y origen étnico, son mucho menos propensos a respaldar el uso del castigo corporal que sus padres en las generaciones pasadas”.
Fuente: American Academy of Pediatrics
