Cuando comemos un pollo al horno o hervido, generalmente se descartan algunas partes, como la cabeza y las patas. Pero no es raro encontrar todas las partes de pollo en sopas, por ejemplo. Hay quienes adoran el cuello y los patas, así como las vísceras.
En otras culturas, como en China, es común ver a niños chupando patas de pollo hervidas en lugar de piruletas, ¿lo sabías?
Si esto sabe te parece un poco extraño, quizás cambies tu opinión cuando sepas que hay una alta concentración de colágeno en las patas del pollo. Esta proteína es producida naturalmente por el cuerpo humano y el de los animales.
Beneficios del colágeno
El colágeno es necesario para la formación y fortalecimiento de tendones, cartílagos, músculos, órganos internos y piel.
Este ayuda a prevenir lesiones y problemas en huesos y articulaciones. Es excelente para tonificar y rejuvenecer la piel, aportando más hidratación y elasticidad. Este, asimismo, actúa en la formación y vitalidad del cabello, de las uñas y de las encías.
Por lo tanto, las patas del pollo traen beneficios a la salud porque contienen colágeno en la piel, lo que ayuda a los tendones y cartílagos. Es por eso que son una rica fuente de esta proteína tan importante para el cuerpo.
Los que más se benefician son los atletas, que están más sujetos a lesiones, y las personas mayores, que precisan una cantidad siempre equilibrada de esta proteína a través del reemplazo, porque a medida que envejecen, el cuerpo reduce la producción natural.
Pero nada le impide ayudar a tu cuerpo a absorber más colágeno y disfrutar de tantos beneficios.
Entonces, ¿qué tal comenzar a poner patas de pollo en una sopita, con muchas especias sabrosas?