Las redes sociales se han vuelto parte fundamental de nuestra vida. Nos mantienen conectados y nos permiten facilitar algunas tareas de nuestro trabajo. Pero detrás de ellas pasa mucho más. No todo es bueno y, de hecho, mucho, pero mucho, es terrible.
Estos canales de comunicación, debido a la dificultad de monitorearlos y la flexibilidad que permite el hecho de poder manipular la información preservando el anonimato, las ha convertido en herramientas criminales muy sutiles y, por lo mismo, terribles.
Los menores de edad son quienes suelen estar más expuestos a sus peligros, aunque hay que decir que no solamente menores de edad. Esto ocurre porque los menores de edad, y también algunos adultos que no han asimilado formas de autoprotección, son más confiados y revelan información personal sin reservas, asumiendo que quien se esconde del otro lado tiene las mismas buenas intenciones. Pero no es así.
Scott Jenkins lo comprobó personalmente cuando comenzó a sospechar que su hija estaba cada vez más ensimismada en las redes. El señor Jenkins tiene, de hecho dos hijas, y la mayor, Haylee, que tenía un carácter más sociable y accesible, se había vuelto un poco distante desde que la tableta se convirtió en un sustituto de la vida social en casa.
Preocupado por el cambio de comportamiento, decidió investigar qué estaba pasado. No le costó mucho notar que su hija estaba participando en un chat grupal en el que tres hombres adultos se hacían pasar por jóvenes, y con quienes había compartido algunas fotos sugerentes. Ante las señales de alarma, de inmediato se comunicó con la institución Cyber Task Force of Portage Police, de Michigan, Estados Unidos.
Esta institución inició la investigación policial y descubrió que, en efecto, estos tres hombres eran buscados por el crimen de tráfico de personas para explotación sexual. De inmediato el Señor jenkins tomó cartas en el asunto con el apoyo de las autoridades, y advirtió a su hija lo que estaba pasando. Ella estaba en la lista de posibles secuestradas.
Como usted puede ver, aunque no lo crea, es posible que sus hijos se vean tentados a conversar con extraños, suministrar más información de la necesaria y hacer cosas peligrosas que pueden resultar en auténticas tragedias.
Si usted tiene niños o jóvenes en casa usando las redes sociales, es tiempo de que hable con ellos al respecto. Son muchos los daños a los que nuestros hijos están expuestos. Es hora de hacerles entrar en conciencia. Mire este vídeo y compártalo con ellos: