A poco más de dos años de haber sido detectados los primeros casos de Covid-19 la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue sumando variantes a la lista que ya contabiliza más de una docena. La llegada de cada una ha ido marcando hitos en la historia de la pandemia, sin embargo, a medida que transcurre el tiempo el virus parece incrementar la rapidez en que se propaga.
La velocidad en que se mueve este pequeño agente infeccioso ha sido motivo de atención para la medicina y la ciencia, tanto así que la aparición de un último subtipo ha puesto en alerta a la misma OMS y a gobiernos.
Variantes existentes y clasificaciones
Parece increíble pensar que algo tan pequeño e imperceptible a simple vista, haya desarrollado la capacidad de transformarse y sobrevivir de una manera tan hábil. Sin embargo, ha sido así y hoy se tienen catorce (variantes) identificadas, para el (coronavirus) 2019, por la Organización Mundial de la Salud, clasificadas en tres grupos:
Variantes Preocupantes (VOC por sus siglas inglesas)
Se les llama así a aquellas que al compararse con otras se asocian a uno o más de los cambios descritos a continuación; en un grado que sea visto como significativo para la salud pública en el mundo:
Aumento de la transmisibilidad o cambio perjudicial en la epidemiología de la COVID-19; o aumento de la virulencia; o cambio en la presentación clínica de la enfermedad; o disminución de la eficacia de las medidas sociales y de salud pública o de los medios de diagnóstico, incluyendo vacunas y tratamientos disponibles.
En este grupo están: Alpha (B.1.1.7), Beta (B.1.351), Gamma (P.1), Delta (B.1.617.2) y, la más reciente (variante Ómicron) (B.1.1.529).
Variantes de Interés (VOI)
Presentan transformaciones en el genoma que afectan (o tienen el potencial de afectar) a cualidades del virus, entre ellas su transmisibilidad, gravedad de la enfermedad que produce; facultad para evadir tanto la acción del sistema inmunitario, como la detección a través de métodos para su diagnóstico, o su abordaje con medicación.
La VOI detectadas a la fecha son: Lambda (C.37) y Mu (B.1.621).
Variantes Bajo Vigilancia (VUM)
Es cualquier subtipo con modificaciones a nivel de genoma que, bajo sospecha, pueda impactar en las características del virus e indiquen que la variante es potencialmente riesgosa a futuro. En este caso no necesariamente existen pruebas suficientes de aquellos cambios causantes en el fenotipo o en las características epidemiológicas del virus pero se mantiene el seguimiento y los estudios continúan hasta que no se disponga de más data. Este conjunto abarca AZ.5 (Antes B.1.1.318), C.1.2, Kappa (B.1.617.1), Iota (B.1.526), Eta (B.1.525),
B.1.630 y B.1640.
De todas las mencionadas, la más reciente y que ocupa más espacio en los medios y redes sociales es la que lleva la decimoquinta letra griega: Ómicron.
Muy parecida pero no es un resfriado común
El pasado 26 de noviembre Sudáfrica alzó la voz para anunciar al mundo la aparición de una variante que se bautizó inmediatamente como Ómicron y se clasificó dentro de grupo de las VOP (Preocupantes). Desde los primeros días de ese mes, personal de un laboratorio en país africano, detectaron características poco usuales en muestras que estaban estudiando. En otras palabras faltaba un gen del perfil genómico ya conocido, lo cual hacía evidente que se había dado un cambio en el virus.
Aunque no se puede establecer el lugar de origen de esta variante, los primeros casos se ubicaron en Bostwana. Por haberse desarrollado en un continente con baja tasa de seguimiento y vacunación se cree también que su propagación pudo iniciar a comienzos de octubre 2021. Como sea, la revelación pudo haber coincidido con el incremento de casos positivos de covid-19, en partes del territorio sudafricano.
Inicialmente no hubo suficientes datos para dar con precisión los (síntomas de Ómicron) que podían considerarse como característicos pero se trabajó arduamente para determinarlos. El énfasis estuvo en los aspectos de transmisibilidad y estado de gravedad que era capaz de provocar.
En pocas semanas se llegó a determinar que la variante se propagaba a gran velocidad y frecuentemente provocaba una sintomatología leve con cefaleas (dolores de cabeza), congestión nasal y malestar en la garganta. Estas señales establecían (diferencias con las demás variantes) y, a su vez, la hacían difícil de distinguir de una gripa o resfriado común.
Hoy se sabe, que, a diferencia de los anteriores, los casos con Ómicron no presentan fiebre o pérdida de gusto y olfato, por lo que sigue siendo complicado identificarla sin una prueba.
En resumen y considerando los datos que el estudio Zoe (Covid) conducido en Reino Unido, a partir de los registros de miles de personas, son cinco los (síntomas recurrentes) en quienes han contraído (Covid-19) con Ómicron:
- Secreción por la nariz
- Estornudos
- Cansancio (fatiga)
- Dolor de cabeza
- Dolor de garganta
¿A qué se debe que sea más contagiosa incluso en vacunados?
Recientemente la Organización Panamericana de la Salud (OPS) informó que la presencia de Ómicron provocó que las infecciones por Covid-19 casi se duplicaran, en una semana, a lo largo de América. Aunque no es tan fácil determinar el grado de transmisibilidad, la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido ha señalado que podría estar entre dos y más de tres veces por encima que su antecesora Delta.
Las razones por las que puede propagarse con tanta rapidez se debe a:
Mutaciones que permiten al virus adherirse con mayor destreza a las células del ser humano.
La replicación se efectúa a nivel del tracto respiratorio superior, donde el más factible que se disperse el virus. Esto la hace diferente de otras como Delta que lo hacían mayoritariamente en los pulmones.
Hay una especie de fuga de inmunidad y, por ende, reincidencia de contagio en personas que han tenido Covid-19 o están inoculados.
Respecto al último punto, las personas vacunadas pueden contagiarse con Ómicron debido a que estos agentes de inmunidad, no han sido creados para evitar la infección, sino más bien para disminuir las posibilidades de que el infectado llegue a una condición grave o se muera.
Cuidados necesarios ante la nueva variante
La ciencia trabaja arduamente para determinar cuán efectivos son los tratamientos actuales contra el COVID-19. Pese a ello y debido a lo que se conoce sobre la estructura genética de Ómicron, es probable que algunos sigan teniendo efectividad pero no necesariamente todos lo hagan.
La vacuna sigue siendo la opción preventiva por excelencia tanto para la salud pública, como para médicos, científicos y desarrolladores de fármacos. Aunque no hay garantía aún de que se evite la infección de esa manera, si parece desacelerar su trasmisión y se espera que minimice el riesgo de contagio ante nuevas y cepas.
Sin embargo las medidas ya conocidas siguen siendo recomendadas ampliamente en la mayoría de los ámbitos, incluso en aquellos donde no hay un convencimiento sobre la inoculación.
Emplear mascarillas (preferiblemente de tipo N95) y el lavado de manos con frecuencia, siguen estando en la lista. La primera por el hecho de ser la mejor manera de frenar la propagación es espacios públicos cerrados, y la segunda, por ser una medida de higiene elemental con múltiples beneficios comprobados para la salud.