Cuando se trata del acoso sexual, en nuestra sociedad suele existir poca comprensión sobre su gravedad y, a veces, hasta silencio cómplice. Se espera de las mujeres, muy especialmente, que sean tolerante ante pequeñas actitudes que, de fondo, constituyen el inicio de futuras agresiones abiertas.
Se “supone” que la niñas deben ser comprensivas con el hecho de que “es normal” que los varones se permitan ciertas licencias y excedan sus gestos de cariño o interés, y que está bien eso siempre que no llegue a mayores.
Pero ¿cuándo es correcto que las niñas, las jóvenes y las mujeres deben poner el límite? ¿Acaso es necesario esperar a que el hombre tenga la cremallera abierta para estar seguras de que se trata de una agresión? ¿Por qué una niña o jovencita tiene que ser tolerante con el hecho de que alguien la toque sin su consentimiento, por más que la cosa no “pase” de allí?
No. Todo avance sobre el cuerpo de una persona sin su consentimiento es un abuso (y esto aplica igualmente para ambos géneros), y puede ser la puerta no solo a violaciones abiertas perpetradas por el agresor, sino a la incapacidad de defenderse de la víctima, que ha aprendido a naturalizar los abusos por una educación tolerante con la violencia.
En el año 2015, el portal Web Not Always Learning publicó una noticia relacionada con una chica cuya madre fue citada a la escuela por golpear a un chico de su salón de clase. Pero ¿por qué haría algo como eso?
La chica se encontraba en clase cuando su compañero insistía en jalarle la tira del brasier una y otra vez. La chica, desde el primer momento, le solicitó que la dejara tranquila, pero a él le pareció que tenía derecho sobre su cuerpo, e insistió. En otra oportunidad, la gracia del joven le rompió la tira del sostén.
Enfurecida por el abuso que esto representaba para su intimidad y por la evidente falta de respeto de su compañero a su cuerpo, la chica se volteó y lo golpeó fuertemente dos veces, motivo por el cual citaron a su madre para darle un escarmiento.
La fuente consultada nos refiere una reconstrucción de la conversación que allí se dio, y de la cual tenemos mucho que aprender sobre el acoso y abuso sexual en cualquier circunstancia:
Teléfono: “Es el Profesor de la Escuela. Ha habido un incidente relacionado con su hija. Necesitamos que venga”.
Yo: “¿Está enferma o herida? ¿Puede esperar hasta que mi turno termine en dos horas?
Teléfono: “Su hija ha golpeado a otro alumno. Hemos estado tratando de llamarle durante 45 minutos. Realmente es muy serio “.
(Al llegar a la escuela me condujeron al despacho del director. Veo a mi hija, a un maestro, al director, a un niño con sangre en la cara y a sus padres).
Director: “Sra. ¡qué amable de su parte reunirse FINALMENTE con nosotros! “
(…él me dice lo que sucedió)
…
Yo: “¿Supongo que quiere saber si voy a presentar cargos contra él por agredir sexualmente a mi hija y contra la escuela por permitirlo?
(Todos se ponen nerviosos al mencionar la agresión sexual…).
Maestro: “¡No es para tanto!”.
…
(La madre del niño comienza a llorar. Le pregunto a mi hija qué ha ocurrido).
Hija: “Él siguió haciéndolo, jalando mi sujetador. Le pedí que se detuviera, pero él no quiso, así que se lo notifiqué al profesor. Me dijo que ‘lo ignorara’. Lo hizo de nuevo y me desabrochó el sujetador, así que lo golpeé. Solo así se detuvo”.
(Me dirijo al profesor)
Yo: “¿Lo dejó hacer esto? ¿Por qué no lo detuvo? Venga y déjeme tocar la parte delantera de sus pantalones”.
Maestro: “¿Qué? ¡No!”
Yo: “¿Le parece inapropiado? ¿Por qué no va y abre el sostén de la esposa del director en este momento? Verá lo divertido que es para ella. O el sujetador de la madre de ese chico. O mío. ¿Crees que solo porque son niños es divertido?
Director: “Sra. Con el debido respeto, su hija agredió a otro niño”.
Yo: No. Ella se defendió contra un ataque sexual de otro alumno. Mírelos: él tiene casi 1 metro 80, y pesa unos 80 kg. Ella mide 1 metro y medio y pesa 45 kilos. Es más alto que ella y dos veces más pesado. ¿Cuántas veces debería haber dejado que la tocara? Si la persona que, se suponía, debía ayudarla y protegerla en el aula no hizo nada, ¿qué debería haber hecho ella?…
(La madre del niño siguió llorando y su padre luce a la vez enojado y avergonzado. El maestro no hacía contacto visual conmigo. Miré al director).
Yo: “La llevaré a casa. Creo que el chico aprendió su lección. Y espero que esto no vuelva a suceder, no solo para hija, sino para cualquier otra chica en esta escuela. Ustedes no permitirían que esto se lo hicieran a un miembro del personal, así que no entiendo qué les hace pensar que puede hacerlo a una niña de 15 años. Voy a informar esto a las autoridades. Y si tú … (volteando hacia el niño) tocas mi hija nuevamente, haré que te arresten por agresión sexual. ¿Me entiendes?”
En efecto, según la nota, esta mujer hizo las denuncias respectivas. Y el asunto no pasó por debajo de la mesa. La nota ha despertado muchas polémicas, si bien la ausencia de información como el lugar del acontecimiento o sus actores no fueron especificados. Si en claro que esto pone en entredicho la veracidad de la nota, creemos que su contenido es igualmente edificante. Así debe ser abordado el abuso de cualquiera sobre el cuerpo de otro. Y debemos proteger a los menores de edad de esto, sobre todo, de la naturalización de la violencia.
Mire en el siguiente vídeo qué es el abuso sexual y cómo responder a él: