Noah es un niño de 9 años que vive en Lakeland, La Florida, Estados Unidos. Como muchos niños de su edad, Noah siente una gran admiración por aquellas personas que luchan por hacer el bien y mantener el orden social. Por ello, uno de sus sueños es convertirse algún día en un policía. Pero un día algo muy singular le pasó.
El niño estaba tomando un desayuno con su madre en una cafetería del vecindario, cuando de pronto vio a un policía que estaba sentado comiendo, llamado Eddie Benítez. Al verlo, Noah sintió el impulso de ir corriendo a saludarlo, y le pidió permiso a su madre, que se lo concedió. Pero el chico, a medida que se acercaba, le fue dando temor.
Volvió a la mesa y le dijo a su mamá que quería decirle algo al policía, pero no hallaba cómo. Junto con su madre, Noah hizo un plan. Ya que tenía un dinero que había logrado ahorrar, la madre de Noah habló con la camarera para pagar la cuenta del desayuno del oficial Benítez.
Así, la mesera les trajo la factura, ellos la pagaron sin que Benítez lo supiera, y luego Noah escribió una nota en la factura. La nota decía: “Quiero ser como tú cuando sea grande… Gracias por tu servicio”.
Al ver esta nota, el oficial se sintió completamente sorprendido y conmovido, así que de inmediato se puso de pie, se dirigió hacia el chico y se tomó con él una foto. Gracias al gesto de Noah, Benítez pudo sentir que su trabajo era valorado, y que tenía sentido hacer lo que hacía.
Al llegar a la estación de policía de Lakeland, el equipo vio oportuno difundir la foto en las redes sociales, particularmente en Facebook, para dejar en evidencia cuál es el fin último del servicio de los cuerpos policiales.
Aunque a veces los policías son más temidos que los ladrones porque pueden cometer abusos de poder, son más los policías ejemplares. Mire el siguiente vídeo: