Ocurren muchos conflictos en la vida sexual de una pareja heterosexual porque, para el hombre, todo es más sencillo y no entiende por qué la mujer complica las cosas. Llegar al orgasmo, por ejemplo, es mucho más fácil para los hombres. ¿Será que es el “problema” de las mujeres?
Según una investigación publicada en la revista Archives of Sexual Behavior, en enero de 2018, no existe ningún problema con los cuerpos de las mujeres, pero sí cuestiones más amplias que afectan principalmente a las mujeres.
El estudio, que se realizó entre diferentes universidades norteamericanas, concluyó que las mujeres heterosexuales alcanzan el orgasmo solo el 65% de las veces que tienen relaciones sexuales.
Sí, ese número es muy bajo, sin mencionar que muchas mujeres nunca han tenido un orgasmo. Pero aun así, no es necesariamente culpa de ellas.
La prueba de esto es que la misma investigación concluyó que los hombres heterosexuales tienen un porcentaje de orgasmos del 95%, seguidos de los gays (89%), los hombres bisexuales (88%), las lesbianas (86%) y las mujeres bisexuales (66%).
Estos resultados reflejan que, si las mujeres lesbianas consiguen tener un 21% más de orgasmos que las heterosexuales, el problema no es la mujer, sino la forma en que le enseñaron a ver y lidiar con el sexo a lo largo de su vida.
Entonces, ¿cuál es el problema del orgasmo femenino?
La verdad es que la respuesta sexual en las mujeres es realmente más compleja al ser multifactorial y fácilmente susceptible de interrupción, como explica la ginecóloga y obstetra, postgrado en Sexualidad Humana, Flávia Fairbanks, en una entrevista para UOL.
Inclusive cuando no hay nada anatómicamente malo en el sistema reproductivo de una mujer, ella necesita experimentar un placer que es mucho más emocional que el placer del hombre. Para la mujer, es necesario liberarse de las fantasías, con la mente, no solo con el cuerpo.
La mujer necesita sentirse “permitida” para disfrutar
En un estudio llevado a cabo en 2011 por científicos de la Universidad de Rutgers en Estados Unidos, la reportera Katy Sukel aceptó masturbarse hasta el orgasmo mientras su cerebro era mapeado por una máquina de resonancia magnética.
Los científicos observaron que, tanto durante la masturbación como solo con los ejercicios mentales que Katy imaginaba tocándose, se activaba su corteza prefrontal, un área del cerebro asociada con la planificación de conductas cognitivamente complejas y la expresión de la personalidad.
Es en ese espacio del cerebro donde las personas pueden distinguir el bien del mal, evaluar el entorno y también establecer el control sobre su propio pensamiento.
Las mujeres necesitan que todos estos aspectos de su pensamiento estén de acuerdo con sus valores morales para que el cerebro “libere” el cuerpo para tener un orgasmo o incluso para que la mujer se mantenga concentrada mientras goza de las relaciones sexuales.
Clítoris: lo desconocido
Como se apuntó antes, la respuesta sexual en las mujeres es más compleja porque es multifactorial. Esta cuestión psicológica, en el que las mujeres necesitan sentirse libres y que se les permita gozar, está directamente relacionado con la falta de incentivo para que las mujeres conozcan su propio cuerpo.
A lo largo de la historia de la sociedad patriarcal y sexista, se alienta a los niños a sentirse orgullosos de sus genitales y a usarlos sin vergüenza alguna. Ya con las niñas, en cambio, la cultura es entender el propio cuerpo como una vergüenza, lo prohibido, el pecado, que solo sirve para dar placer al hombre.
Con esto, muchas mujeres pasan la vida sin conocer su propio cuerpo, sin descubrir su propia vagina y clítoris, órgano que existe única y exclusivamente para dar placer a la mujer. Si no lo descubre, las posibilidades de saber qué es un orgasmo son muy pequeñas.
¿Qué hacer para tener más orgasmos?
Entonces, tomando como base todos estos problemas psicológicos, que acaban afectando el tema anatómico, la mujer necesita lidiar con una serie de tabúes para poder tener más orgasmos. Pero es posible y liberador. Aquí hay algunos consejos sobre qué empezar a hacer para ser más feliz sexualmente.
- Adopta el hábito de masturbarte sola, en un ambiente tranquilo y seguro;
- Conoce tu propio cuerpo frente al espejo, sentirlo, conocer otras áreas de placer además de la vagina;
- Escoge tener sexo con alguien que te haga sentir segura y libre, sin juicios;
- Elegir tener relaciones sexuales con alguien que le dé verdadero deseo sexual y no porque sienta que tiene una obligación;
- Charla con tu pareja sobre el sexo, el placer, tus bloqueos psicológicos y tus estímulos sexuales preferidos;
- Aclarar dudas sobre temas relacionados con el sexo para romper los tabúes que te impiden soltarte y tener orgasmos;
- Aprender que eres dueña de tu cuerpo y que no necesitas tener sexo cuando el otro quiera, sino cuando tú también lo deseas. Y esto puede pasar solo algunas veces, es normal;
- Aprende que existen varias maneras de tener relaciones sexuales, incluido el sexo sin penetración;
- Si es necesario, busca la ayuda de un psicólogo para liberarte de traumas y tabúes que te impiden ver el sexo como algo bueno, placentero, permitido y saludable.
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