La luna es un satélite natural del planeta Tierra. Este cuerpo celeste es el que, de hecho, se encuentra más cerca a la Tierra. Puede que no lo sepas, pero la luna tiene un efecto, en términos gravitacionales muy relevante para las estaciones, de la misma manera que el Sol. Para que te hagas una idea, la luna tiene el poder de dictaminar las mareas. Asimismo, tiene una influencia sobre los ciclos de reproducción y el periodo menstrual de las chicas, dado que su energía se unen entre sí. Además de estos datos, debes saber que las mujeres a las que les gusta observar la luna son las almas más listas.
Las mujeres a las que les gusta observar la luna son almas más sabias
Es un hecho que las féminas tienen un nexo único con la luna. Por ejemplo, en lo que respecta al ciclo menstrual, una hembra pasa por diversas energías lunas: la luna nueva, el primer cuarto, la luna llena y el tercer cuarto. Estos, al mismo tiempo, se encuentran ligados a las distintas estaciones del años.
Años atrás, el enlace entre la naturaleza y la mujer era parte de la cultura y ciertos hábitos. Es por ello que se hicieron ritos y luego se explicaban historias para explicar la relación existente. Luego, las crías tenían este entendimiento de ellas mismas, su cuerpo y su regla. Para ellas era como una cosa “sagrada”, no era nada sucio, ni vergonzoso ni incómodo.
Alrededor de la luna existen muchas leyendas, poemas, historias o canciones debido a la atracción que consigue que las personas tengan sobre ella al verla. Tanto es así que las mujeres a las que les gusta observar la luna son almas más inteligentes.
Esto se debe a que estas féminas consiguen ser más sensibles, tener más sabiduría y se considera que tienen almas viejas. Cuando alguien se deleita con la luna por unos instantes, puede llegar a reflexionar sobre lo pequeño que es. Empero, a la vez, le hace sentir poderoso. El magnetismo que se crea es inefable. Es como una energía que va desde los pies a la cabeza, recorriendo todo el cuerpo.
Al contemplar la luna se siente vulnerabilidad
En ocasiones, cuando uno está contemplando la luna siente vulnerabilidad. Esto es algo totalmente normal, ya que es como una especie de recuerdo de todo lo fuerte que se ha sido en la vida hasta el momento.
En algunas circunstancias, las dudas corroen a una persona. Sin embargo, cuando eres un “alma vieja”, es más fácil saber sobrellevar los tiempos difíciles. Da igual lo complicada que sea la adversidad, el encierro no es una cárcel para la persona, sino una chance para aprender y seguir adelante. Por lo tanto, no es raro que suceda que cuando estés pasando por un contratiempo, una situación de miedo o confusión, mires al cielo para buscar a la luna.
Cuando alguien tiene una alma vieja, la persona es capaz de tener más sensibilidad y empatía en la vida. Dicho en otras palabras, posee la capacidad de reflexionar más allá de lo que se ve, es decir, la superficie, y produce una sabiduría en su interior. Si posees una alma vieja, consigues aceptar la realidad y enfrentarte a ella, a la vez que tomar decisiones para mejorar la situación.
El hecho de contemplar la luna te ayuda a valorar más las relaciones que tienes y quién eres. Al mismo tiempo, te hace acordar que debes ser agradecido por todo lo que conseguiste y te ayuda a soñar en las cosas que aún están por llegar. Dado que tu balance y el conocimiento de tu persona son mayores, tienes la habilidad de escuchar al prójimo y de saber dar.
Por lo tanto, es innegable que a las mujeres a las que les gusta observar la luna son más sabias.
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