Cada vez hay más casos de mujeres con cáncer de mama en todo el mundo. La campaña Octubre Rosa es una de las principales formas de concienciar sobre la importancia del autoexamen de mama y la mamografía anual para detectar el cáncer de forma precoz y poder tratarlo sin necesidad de una mastectomía, que es la extirpación de la mama con cáncer.
A pesar de ello, en muchos casos no es posible evitar la cirugía, y esta es una de las partes más difíciles de afrontar, ya que afecta la autoestima de la mujer. Sin embargo, cuando no existe otra alternativa, es necesario afrontar el problema con la cabeza en alto y saber que la autoestima y la felicidad siguen existiendo, incluso mastectomizada.
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La canadiense Christina Belding es un maravilloso ejemplo de ello. A esta le diagnosticaron cáncer de mama a los 52 años. El médico le dijo que sería necesario someterse a una doble mastectomía para salvarle la vida, debido al estado avanzado de la enfermedad.
La postura de Christina fue absolutamente madura, anteponiendo su salud y su vida ante todo:
“Me tuvieron que extirpar los senos. Me alegro de que haya sido así, porque ya no hay riesgo de nada. Ya tenían buenos momentos de sobra, así que preferí mantenerlos alejados de tener que reinventarme con un par artificial. Además de ello, tener pechos no tiene por qué definirme como mujer”.
Es evidente que el diagnóstico fue difícil para ella, ya que era una mujer vanidosa, que se preocupaba por cuidar bien su cuerpo. Pero, a pesar de ello, Christina decidió convertir su dolor en inspiración y fuerza para otras mujeres que han pasado por la misma situación, a través de sus redes sociales.
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Es más, fue ayudando a otras mujeres que redescubrió su propio cuerpo y se dio cuenta de que, a pesar de los cambios, todavía había mucho que disfrutar de la vida.
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Con la idea de que la reconstrucción mamaria debería ser una opción libre y sin prejuicios, Christina empezó a estimular reflexiones sobre el patrón corporal y la autoaceptación en sus diversas formas. Fue de esta forma que acabó convirtiéndose en una voz del empoderamiento femenino.
“Los senos fueron retirados precozmente. Me alegro de que se fueran porque me siento más segura”, dijo.
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El hecho de que Christina optara por no hacerse la reconstrucción mamaria abrió una discusión para un tabú más, ya que las mujeres tienden a estar muy apegadas a la estética de los senos. Es tan fuerte que muchas mujeres con senos pequeños se sienten menos femeninas y deciden implantarse silicona solo para sentirse dentro del padrón o estándar “requerido” por la sociedad.
No obstante, Christina sostiene que las mujeres con mastectomía no deben sentirse presionadas a más cirugías y más riesgos para la salud solo por una estética cruel, que atenúa la falta de senos llenos, como si fueran necesarios para expresar toda su feminidad.
Ahora, ella desfila con naturalidad y fuerza sin camiseta, ya que, incluso con los senos llenos, ninguna mujer puede andar con ellos a la vista.