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Transformación: una mujer de 59 años que vivía en la calle tuvo un nuevo comienzo

La mujer vivía en el bosque, pero Dios le dio otra chance

Crédito de la imagen: Dicasonline

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Cuántas personas se sienten invisibles todos los días; ya sean personas mayores olvidadas por la familia que lucharon por criar o personas que viven en condiciones inhumanas. Entre ellos estaba Doña Célia, una recolectora de latas de 59 años que vivía en medio del bosque, en una chabola improvisada. Sus paredes eran algunos árboles espaciados, y el techo, hojas de los árboles.

Todos los días vagaba por la ciudad recogiendo materiales reciclables para vender y tener algo de dinero para comer. Sin embargo, por desgracia, esto no siempre era posible, ya que su cuerpo ya estaba cansado y dolorido. Fue en uno de esos días que doña Célia encontró un ángel en su vida, ciertamente enviado por una fuerza mayor.

Enfrentando la verdad

Ella miraba y veía, sin la ceguera colectiva que se suele tener al caminar por las calles. La mujer sin hogar estaba llorando en un rincón cuando Fran, un transeúnte local, la vio. Al preguntar por qué le salieron las lágrimas, doña Célia dijo que tenía mucha hambre y le dolía la espalda, por la bolsa con las latas que cargaba.

Fran le compró algo de comer y se ofreció a llevarle las latas a su chabola. Cuando llegaron, se quedó en estado de shock, pero trató de no mostrárselo a la señora.

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Crédito de la imagen: Dicasonline

 

Crédito de la imagen: Dicasonline

Recomenzar

Fran lo vio y lo compartió, haciendo que su petición se hiciera eco con más voces. ¡Y así logró organizarle un gatito, recaudando ya más de 140.000 reales! Con ese dinero obtendrá una casa amueblada, para poder vivir con dignidad. Sin embargo, primero tiene que hacer algo muy importante.

Fran fue con doña Célia al salón, compró ropa nueva y la llevó a un lugar especial, parecido con una granja, para pasar un rato. Allí comenzó a recibir tratamiento por adicción a las drogas, una enfermedad que desarrolló durante los días de hambre y frío en las calles. Tan pronto como salga del centro, podrá irse a su casa casa, buscar trabajo y no volver a llorar de dolor o hambre. Mucha fuerza para Doña Célia y para que su recuperación sea rápida y definitiva.

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