A quejarse menos, y a agradecer más

Quejarse demás hace daño a la salud y contamina tu alrededor. ¿Qué tal si somos más agradecidos?

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La queja forma parte de  nuestra cultura. Es bastante aceptada y a veces parece una suerte de lengua franca en la que todo el mundo se entiende. Por ejemplo, cuando en una parada de transporte público hay gente esperando por mucho tiempo, tienden a sacarse conversación para entretenerse. ¿Y cómo lo hacen? Quejándose del clima, por ejemplo: que si hay mucho calor, que si hay mucho frío, que este servicio no sirve…

En las sociedades que sufren períodos de crisis, esta tendencia empeora. Constantemente las personas se quejan de todo lo malo de sus sociedades y sus países. Son comunes frases como “por eso estamos como estamos”.

En la vida personal no es muy diferente. A una persona le preguntan cómo está, y de inmediato enumera un rosario de penas que la hacen lucir como una víctima. En cierta forma se relaciona a lo que los expertos llaman un “locus de control externo”, es decir, la tendencia a atribuir a otros (personas o circunstancias) la responsabilidad sobre nuestra suerte.

Este tipo de conductas alejan de nosotros las bendiciones, pero no porque Dios nos castigue y nos las niegue. No. Alejamos las bendiciones porque la negatividad como perspectiva de vida no nos permite notar de las herramientas de las que disponemos alrededor como tampoco de las cosas buenas de las ya que disfrutamos por gracia de Dios.

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Es cierto que de vez en cuando es necesario desahogarse, pero cuando la queja es un hábito cotidiano, urge que la persona tome conciencia de lo que hace y haga un esfuerzo por asumir otra perspectiva.

Pensar negativamente invisibiliza las oportunidades, las redes de afectos y las soluciones a los problemas. Además, la queja suele estar vinculada con las expectativas del grupo social que asumimos como propias. Por ejemplo, la queja por no tener suficiente dinero como para disfrutar de una vida lujosa. Verlo así hace que las personas se sientan fracasadas, a pesar de realizar trabajos que les gustan, o a pesar de tener todas sus necesidades plenamente satisfechas.

La queja constante y la falta de agradecimiento no nos permite percibir los aspectos de auto-realización positivos que existen en nuestra vida.

La importancia de agradecer

En contrapartida, agradecer, valorar y apreciar nos ayuda a sentirnos fortalecidos y animados. Las actitudes positivas nos permiten ver un horizonte de posibilidades frente a nosotros.

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Cuando reconocemos y valoramos las experiencias y dones positivos a nuestro alrededor, la vida se percibe más liviana y se abren las oportunidades.

Por ejemplo, una persona agradecida suele ser más sonriente. Así, a través de su sonrisa transmitirá mayor seguridad, y esto llamará la atención de su entorno, del que recibirá invitaciones de todo tipo: laborales, amistosas, espirituales.

El agradecimiento está estrechamente relacionado con el amor, comenzando por el amor propio. Amar es también valorar. Amar es darle a cada cosa el peso que merece. Amar es decidir defender la vida. Amar es reconocer la luz en las personas y situaciones sin negar la oscuridad que pueda haber en ellas a la vez.

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Amar es estar abierto a la verdad, y el que solo ve cosas malas, no es capaz de ver la verdad.

El que ama y agradece comprende que el mal no totaliza a las personas, como tampoco totaliza a las situaciones. De cada persona y de cada situación, por difícil y oscura que sea, siempre se pueden notar y agradecer signos de luz.

En la medida en que una persona sea capaz de darle el justo valor a sus logros, por ejemplo, a sus afectos y a su propio ser, podrá atraer la plenitud espiritual y la abundancia.

La felicidad no empieza el día después en que usted obtiene todo lo que necesita. La felicidad comienza el día en que usted se libera del juez interno que constantemente necesita encontrar culpas y culpables. La felicidad comienza cuando usted le permite a la vida ser perfectamente imperfecta. La felicidad comienza cuando usted comprende que la vida es un don y una oportunidad, y da gracias por ello.

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Para seguir reflexionando sobre este tema, vea el siguiente vídeo:

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