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Más vida y belleza para los utensilios de cocina ¡Simple y barato!

No cabe duda que un lugar muy cotizado y usado en cualquier hogar es la cocina, justamente por ser allí donde se preparan y conservan los alimentos de toda la familia.

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Esto implica además, que para conseguir la elaboración de cada plato o incluso para ingerir lo que se prepare, es imprescindible el uso de herramientas que permitan esa labor o la faciliten.

Cualquier ama de casa, cocinero designado en el hogar, o chef profesional, estarían de acuerdo en que dedicarse a esta tarea amerita disponer de (utensilios de cocina) en la mejor condición posible que faciliten y hagan más amena la faena. Sin embargo, aunque se tengan elementos de muy buena calidad, el pasar del tiempo y el continuo uso, van originando deterioro y envejecimiento en su apariencia.

Pese a ello, esto no debe ser sinónimo de necesitar una renovación o compra de accesorios nuevos. Existen maneras y trucos gracias a los cuales la vida útil de estos colaboradores se puede prolongar y con muy poca inversión o, simplemente, con elementos que probablemente se tienen a mano. A continuación, tendrás una lista de fórmulas que te servirán para cuidar y preservarlos por más tiempo.

Bicarbonato y vinagre: un dúo dinámico potente

Si existe un ingrediente versátil y barato, dentro del hogar, seguro es el (bicarbonato) de sodio. Sus cualidades abrasivas y exfoliantes lo ponen a la cabeza de la lista en limpiadores naturales, siendo un quitamanchas muy eficiente. Justo por esto último es muy utilizado en la cocina, un lugar propenso a ensuciarse continuamente.

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Sartenes y ollas, al estar en contacto directo con fuego e ingredientes diversos, se manchan de distinta manera y algunas veces se complica un poco darles su condición inicial. En estas ocasiones una combinación de bicarbonato con (vinagre) puede ser la mejor opción.

Elabora una mezcla con agua, vinagre y bicarbonato, este último en mayor proporción, hasta obtener una sustancia espesa. A continuación, aplíquela sobre las zonas manchadas y se deja actuar de 25 a 30 minutos y luego limpia con una esponja. Lo ideal es no restregar tan fuerte, principalmente cuando se trata de sartenes, y terminar retirando todo el residuo con un poco de agua. El resultado se notará de inmediato.

Nada más útil que cuchillos con buen filo

Algunos riesgos más evidentes para cualquier cocinero, están asociados al (cuchillo), sea que esté muy afilado o que no lo esté. Este último es mayor que el primero, en virtud de que se debe ejercer una fuerza y destreza mayor cuando se rebana o pica y se provocan, a veces, resbalones que originan lesiones de mano.

Por tales razones, lo mejor es invertir un poco de esfuerzo periódico para mantener afiladas las hojillas de este importante instrumento que puede realizarse en condiciones fáciles y seguras.

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Se toma la piedra que se tenga disponible (bien sea natural o la que hayas comprado anteriormente para esta tarea de preferencia con caras planas o achatadas), se moja bajo el grifo o se sumerge en un envase durante 30 o 40 segundos. Al terminar, se coloca sobre un paño para que quede firme sobre la superficie y se toma el objeto con ambas manos; una para el mango y la otra para presionar suavemente mientras se desliza la hoja.

Se requiere conservar un ángulo de 20° y mantener la mano que presiona cerca del canto y lejos de la zona que se afila. Con movimientos hacia adelante y atrás primero por un lado y luego por el otro, siempre las mismas pasadas para cada lado. La cantidad de veces dependerá de lo romo que puede estar el cuchillo en ese momento y se podrá disponer de un impresionante cuchillo.

Cubiertos más relucientes que nunca

Es común pensar que los cubiertos (cucharas, tenedores y cuchillos) son elementos que no tienen un periodo de utilidad tan corto como otros. Sin embargo, esto no es razón para desatender su limpieza y mantenimiento. Lavarlos con jabón y agua evita que los residuos se endurezcan y retirarlos se haga sin problema. Dejarlos en remojo no es prudente, por lo que es fundamental limpiarlos tan pronto se han dejado de utilizar.

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Secarlos bien y guardarlos en su lugar es una medida elemental y necesaria. El continuo contacto con humedad los pone opacos y genera corrosión a mediano y largo plazo. Sin embargo, hay una forma sencilla para que recuperen su brillo. Para ello se requiere combinar una parte de vinagre con 3 de agua y humedecer con ella un pañito. Se restriega lo mejor posible cada pieza y para finalizar se retira con un poco de agua y se secan bien con un trapo limpio.

Hay un truco conocido en algunos restaurantes y hoteles donde emplean ginebra (de la menor calidad posible) para mantener relucientes las piezas de acero inoxidable. ¡Solo frotar y listo!

Utensilios de madera bien cuidados

Existen muchos elementos útiles y, a la vez, decorativos en el recinto donde se preparan los alimentos, y entre los más comunes están los elaborados con madera. Además de dar también un toque rústico, son bastante económicos, se consiguen en muchos lugares y son excelentes aislantes cuando se trabaja con calor.

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Algo que se debe evitar es meterlos al lavavajillas, pues la combinación de temperatura alta con humedad durante un largo periodo, favorecen la concentración de bacterias y moho. Lo ideal sería lavar estas herramientas con poca agua pero muy caliente y, solo en caso de manchas y grasa, frotarlos con un poquito de limón.

Se puede incluso solo sumergir las piezas en un envase con agua hirviendo durante varios minutos, para luego sacar y permitir un completo secado. ¡Mantenerlas secas es la clave!

Coladores sin residuos al instante

El trato especial que ameritan estos instrumentos es una posible causa de que cause cierta incomodidad pensar en lavarlos o cuidarlos, pero son tan útiles que no se puede escapar de ello. En particular los que están elaborados en metal y con una malla fina porque es común que se quede un pegote en esos pequeños espacios.

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Si se limpian luego de usar será más sencillo y rápido: solo sacudirlos tocando levemente una de las paredes del fregadero, y luego retirar los residuos con la parte más gruesa de la esponja. Si en cambio se hace luego de levantarse de la mesa, un poco de agua caliente y vinagre blanco ablandarán los restos acumulados sin mayor esfuerzo. Para terminar solo se requiere una buena enjuagada y dejarlos escurrir, con lo cual estarán listos para usar nuevamente.

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