¿Mal aliento y dolor al tragar? Es hora de que prestes más atención a estos síntomas y verifica si tus amígdalas están en perfecto funcionamiento.
Esta inflamación es un inconveniente en la vida de los afectados por este mal, además de ser dolorosa, el simple hecho de comer, pasa a ser un desafío tortuoso.
Existen personas que, a lo largo de la vida, han desarrollado esta enfermedad con mayor frecuencia porque están más predispuestos.
Este desgaste, por desgracia, puede ser responsable de pequeñas fisuras en las amígdalas, denominadas “criptas”, que se convierten en puntos de acumulación de restos de alimentos, células muertas y las tan temidas bacterias.
Todo esto, sumado al calcio presente en la saliva, solidificará este material, transformándolo en “cálculos amigdalinos”.
Estas piedras, a su vez, se adhieren a la superficie de la glándula y permanecen incrustadas en su lugar. Una de cada cuatro personas tiene estas piedras en el fondo de la garganta.
En muchos casos, estas piedras serán los principales agentes que causan dolor, inflamaciones en el oído y en el mal aliento. Por lo tanto, es necesario que sean removidas.
Estas piedras aparecen en forma de pequeños puntos blancos, y si presionas con cuidado con la punta del cepillo de dientes o incluso con un bastoncillo de algodón, se sueltan y se caen.
En caso de ingestión accidental, no te preocupe, no presentan ningún riesgo para la salud.
La forma más indicada es buscar la ayuda de un médico otorrino. Este tiene más experiencia para realizar la extracción de las piedras de manera más segura y poder aconsejarte sobre cómo evitar que los residuos se acumulen de nuevo.
Si te duelen las amígdalas y tu respiración es fuerte y tienes un olor fuerte y desagradable, verifica si hay infecciones y puntos blancos y busca la ayuda de un profesional de la salud.
Importante: los consejos de este artículo no remplazan a la consulta de un médico. Por lo tanto, antes de realizar cualquier acción, visita a un especialista.