Un día, la madre del actor Bruno Meneguelli Fonseca, de 22 años, le dijo que necesitaban renovar la pintura de la casa que poseen en el centro de Anchieta, al sur de Espírito Santo, Brasil. Ella le preguntó: “¿De qué color la pintamos esta vez?”
A modo de broma, Bruno dijo: “píntala de un montón de colores, haz la bandera LGBT”. Bueno, parece que Adriana Meneguelli Fonseca, la orgullosa madre de Bruno, se tomó muy en serio la idea. La casa fue pintada, de arriba a abajo, con los colores de la bandera LGBTQIA + en honor a su hijo.
Bruno no estaba en la ciudad cuando su madre tomó esta decisión. El día que hizo el comentario sobre el nuevo color de la casa, fue solo una broma, y ahí acabó el asunto. Posteriormente, Bruno regresó a Río de Janeiro, donde vive y trabaja.
Pero no pasó mucho tiempo hasta que los amigos de Bruno, que viven en Anchieta, empezasen a mandarle fotos de la casa, allá en Río. Claro está que, era imposible no notar que la casa de dos pisos estaba pintada con los colores del arcoíris.
“Se suponía que iba a ser una sorpresa. Justo cuando empecé a pintar, unos amigos me enviaron una foto. Me pareció estupendo, es un apoyo total. Es un acto de valentía y amor, el mundo actual tiene muchos prejuicios. Era una forma de gritar respeto y respetar la diversidad”, dijo Bruno, en una entrevista a G1.
Desde pequeño Bruno y su madre siempre han tenido que lidiar con los prejuicios, dado que él formaba parte del blanco de la fanfarria del colegio, que generalmente está compuesto solo por niñas en leotardos.
A pesar de haber recibido varios premios haciendo esto con mucho cariño, Bruno se dio cuenta de cuánto lo juzgaban. Pero, su madre siempre estuvo a su lado brindándole todo el apoyo necesario.
“Mi madre siempre me acompañaba en los viajes. Escuchó chistes, cuestiones sobre cómo los padres podían irse. Ella siempre escuchó esto, pero no pudo afrontarlos porque yo era un niño y me gustaba hacer eso”, contó Bruno.
Una vez lista, la casa se convirtió en un punto turístico en el pequeño pueblo de 30.000 habitantes. En la parte inferior de la casa, la familia tiene una cafetería que incluso comenzó a tener más clientes después de la nueva pintura.
“La gente se sorprende cuando ve una casa colorida al final de la calle. Luego van allí a sacar fotos, grabar vídeos y acaban convirtiéndose en clientes”, explicó Bruno.
En su Instagram, el joven aprovechó para agradecer a su familia y lo importante que fue para él este gesto de su madre.
“¡Le agradezco tanto a Dios por la maravillosa familia que tengo! Que me respeta, me apoya y me quiere de verdad, (por lo menos a casi todo el mundo). Sé que para muchos sería una tontería por mi parte estar diciendo esto aquí. Pero para mí es una victoria y un gran logro conmigo mismo estar hablando de ello”.