¿Alguna vez te has planteado qué pasa con los animales una vez que mueren? Cierto es que con las personas se suele decir que van al cielo o al infierno según el comportamiento que hayan tenido en vida y que, pasados los años, se reencarnan en otros individuos. Entonces, ¿será que los animales resucitan también?
Los animales resucitan: ¿mito o verdad?
La resurrección se produce cuando el cuerpo y el alma se juntan y según recoge Aleteia en palabras de Gianluigi Pasquale, profesor de Teología fundamental en la Pontificia Universidad Lateranense, dicha unión sólo se produce en las personas.
Por ello, teniendo en cuenta esta afirmación, no es adecuado decir que los animales resucitan tal y como las personas lo hacen. Estos serán reincorporados a la vida de una manera distinta ya que su destino no es desaparecer. Asimismo, el Papa comenta en su doctrina sobre la Resurrección y habla de los individuos que tienen fe y esperanza en Cristo. Tanto es así que Tomás de Aquino dice que el Padre tiene “una salida y una vuelta a Dios.”
Claro está que habrá personas que piensen qué será de sus animales domésticos ya que estos son considerados un miembro más de la familia.
Tanto los perros como los gatos no pueden resucitar tal y como lo hacen los hombres. Sin embargo, lo harán gracias estos por medio del amor que sus dueños les han tenido. De esa manera, volverán a estar integrados en el reino de Dios que fue el que los creó.
Los Salmos en el Antiguo Testamento ya hacían mención a los animales, declarando que los animales sienten que fueron creados y lo expresan con la voluntad de volver a Dios: “que todas las criaturas alaben al Señor”.
¿Qué impide la resurrección de los animales?
Una vez que las personas mueren, el alma se encuentra con la Gloria de Dios. Es por eso que se incinera a los difuntos para que puedan fusionar con el cuerpo al final de los tiempos. Según la Constitución Apostólica Benedictus Deus del 1336, esa “mezcla” entre estos dos elementos es el “yo sustancial” donde se hallan todas las relaciones que han ocurrido a lo largo de la vida, incluidas las que se han tenido con las mascotas.
Para el biblista y teólogo Paolo de Benedetti está todo muy claro ya que los animales no hablan y es ahí donde radica que el animal esté en Logos. Sobre todo porque no se produce una reciprocidad por parte de las mascotas.
Los humanos pueden comunicarse, amar y perdonar como Dios a quien no se comporta bien con ellos. Mientras que los animales no tienen la capacidad de perdonar a aquellos que los han traicionado.
A la pregunta de si los animales resucitan, queda claro que no es adecuado decir que sí tal y como lo hacen las personas porque estos no hablan. En el caso de que tuvieran la facultad de hacerlo, no lo desearían porque su objetivo es juntar a su creador, Dios, aunque éste los haya inventado por medio del hombre.
Consejo final:
Aunque los animales no resuciten, estos son el mejor y más fiel amigo del hombre. Por ello, nunca hay que maltratarlos porque son seres excepcionales. Asimismo, hay que tener en cuenta que el mito de los perros y gatos no pueden ser amigos es falso.
Para acabar, puedes ver en el siguiente vídeo como los animales salvajes pueden ser los mejores amigos del hombre.