Cada familia es un mundo. Por eso, todas enfrentan la crianza de sus hijos de la manera que creen es mas conveniente, es decir, sobrellevando sus situaciones particulares de la mejor manera posible. Sin embargo, algo es seguro. Lo importante no es el dinero ya que lo que educa es el amor. Es ese sentido de pertenencia el que le permite a los niños pensar más allá de sus circunstancias inmediatas.
Cómo educar a tus hijos con amor
Hay cosas más importantes que el dinero que los juguetes caros, las grandes mansiones, los autos importados o los videojuegos de moda. Estas cosas no son lo principal a la hora de realizar una de las tareas más difíciles de la vida. Lo material, por más bonito y cómodo que resulte, no ayuda en nada a la hora de criar un niño porque lo que educa es el amor. Es con este sentimiento que se puede incentivar a los pequeños para que sean más creativos.
La felicidad de un hijo está definida por el amor de sus padres. Para poder ayudar a que los niños crezcan fuertes basta con escuchar, abrazar, valorar, comprender, tolerar y proteger. Lo que calma a un ser indefenso como un pequeño es el amor. Es el reconocimiento de sus padres lo que hace que un hijo se esfuerce por conquistar sus sueños y ser más inteligente.
Ciertamente, con las presiones diarias muchas personas estallan con facilidad. También es cierto que, generalmente, son los hijos los que pagan por el estrés de los padres. A pesar de que educar a los gritos puede resultar un sistema fácil y cómodo, genera consecuencias negativas en los más pequeños. Malestar, problemas de concentración, desmotivación, frustración, ansiedad o baja autoestima son alguno de estos.
En cambio, para quienes siguen el camino de una educación amorosa, todo se vuelve mucho más y sencillo con el correr del tiempo. El niño se cría en un clima de serenidad, bienestar y confianza, lo que ayuda a que forme su personalidad.
Lo que educa es el amor
Para lograr una educación amorosa, se debe seguir algunos simples pasos. Por ejemplo, mirar el entorno con lo ojos del niño. Ellos no ven la vida como los adultos. No conocen la maldad, por lo tanto, no pueden ver más allá de las situaciones que se presentan. Ellos ven una oportunidad de juego constantemente.
En ese sentido, dado que lo que educa es el amor, es sumamente importante dar lugar a la reflexión. Ante cada situación de conflicto, lo mejor es respirar hondo y pensar si aquello que ha hecho el niño es tan grave. En caso de que los padres consideren que se ha sobrepasado un limite, lo mejor es resolver el problema con empatía. Así se podrán prevenir futuros conflictos.
Por ultimo, es fundamental escuchar activamente. Muchos padres no le dan la oportunidad de expresarse a sus hijos ante un conflicto. Sin embargo, siempre hay que recordar que los niños tienen un motivo para hacer lo que hacen.
Si quieres aprender más sobre cómo educar sin gritar, disfruta del siguiente video.