A la hora de la limpieza, no solo te debes centrar en el suelo y la encimera. Las paredes también requieren de tu atención ya que estás se vuelven grasientas y sucias con el tiempo. Por lo tanto, requieren una limpieza semanal o mensual, dependiendo de cuánto cocines y de la rutina de tu casa.
Por lo general, las paredes de la cocina están hechas de azulejos para facilitar la limpieza. Pero si son paredes pintadas, también se pueden limpiar.
El resultado será un azulejo o pintura más bonito, sin esas manchas amarillas o salpicaduras, y percibirás que el olor de la cocina mejorará, porque cuando el vapor y la grasa de la comida se incrustan en las paredes, ese olor a comida vieja también queda impregnado en el medio ambiente. Por lo tanto, aprende cómo limpiar la pared de la cocina, a continuación.
Suciedad del momento
Un consejo muy importante es que si ensucias la pared en el momento, como cuando una salpicadura del fogón golpea la pared, lo ideal es limpiarla a tiempo o, como máximo, cuando termines de cocinar y organizar la cocina. La suciedad aún estará húmeda y saldrá con mucha más facilidad.
Para esta limpieza, puedes utilizar un trapo con agua tibia y detergente o un desengrasante. También cabe la posibilidad de que uses el lado amarillo de la esponja. Es bueno evitar el lado verde, ya que es abrasivo y puede manchar o rayar los azulejos o la pintura.
Suciedad acumulada
Cuando la suciedad está en la pared desde hace mucho tiempo (acumulada), o quieres hacer una limpieza general porque acumula polvo, suciedad y similares, es aconsejable que lo hagas un día seco, lleno de sol, que abras toda la cocina y hagas una limpieza más intensa.
Los productos son básicamente los mismos: agua tibia, detergente, desengrasante o agua con vinagre para remover el moho.
Pero en este caso, tendrás que hacer una mezcla en un balde con agua y lo aplicarla en la pared con un trapo que esté limpio y una escobilla de goma, para que la limpieza sea más práctica.
Remoja el paño en la mezcla de agua y jabón, escurre bien, y después limpia la pared, sin frotar, y siempre en una línea vertical, de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo.
Si se trata de una pared pintada, haz una prueba primero en una parte pequeña y más oculta, para ver si la pintura no se desvanece.
Después de aplicar la mezcla en toda la pared, déjalo secar, con las puertas y ventanas bien abiertas. Si es de baldosas, puedes pasar un trapo seco.