Mantener el fogón siempre limpio es esencial para preservar su calidad. Evidentemente, limpiar el brasero cada vez que se cocina también ayudará a mantener un buen olor en la cocina, además de que esté libre de insectos y organizada. Sin embargo, una de las partes más difíciles de limpiar es la parrilla. Si tiene dificultades con esto, aquí se presentan algunos consejos sobre cómo limpiar el fogón de la cocina con facilidad.
3 Consejos para limpiar el fogón
Si dejas de limpiar el fogón durante unos días, la grasa y las salpicaduras que tuvieron lugar mientras cocinabas quedarán adheridas a la cocina. Entonces, será cada vez más difícil eliminarlas. Aún así, esta situación tiene solución. Consulta estos consejos para limpiar el fogón desde la suciedad diaria hasta la acumulada de tiempo.
1. Usa desengrasante y esponja
Para una limpieza diaria leve, no hay ningún secreto. Siempre ten un producto desengrasante cerca que sea adecuado para la limpieza del tipo de cocina que tengas. Después de que el fogón se haya enfriado, retira las parrillas y aplica el producto dejándolo actuar durante unos minutos. Luego, retíralo con la esponja, enjuaga, seca y vuelve a colocar las rejillas en su lugar.
2. Remoja en amoniaco
Puedes utilizar amoniaco para los casos en los que sea necesario eliminar la grasa o suciedad más gruesa. Este producto se encuentra en algunos supermercados o en tiendas de productos químicos y de limpieza.
Necesitarás bolsas de plástico herméticas que queden bien cerradas. Pon cada parrilla en una bolsa, rocía un poco de amoníaco para que quede pegado en cada parrilla y sella la bolsa. Ten cuidado porque el olor es fuerte. Por eso, se aconseja que uses guantes y que no sitúes la cara cerca del producto.
Frota la bolsita sobre la parrilla como si estuvieras limpiando con un paño. Deja la rejilla en la bolsa con el producto durante toda la noche. Al día siguiente, vuelve a ponerte los guantes, saca la parrilla de la bolsa y limpia la grasa suelta con una esponja. Por último, lávala con el detergente como haces normalmente.
3. Aplica agua caliente con vinagre
Si tienes prisa y no quieres dejar las rejillas en remojo toda la noche, emplea esta técnica. Calienta una tetera de agua, no es necesario que hierva. Mezcla, aproximadamente, 5 cucharadas de vinagre blanco.
Coloca las rejillas en el fregadero y vierte el agua caliente sobre ellas lentamente para ablandar la grasa. Frota con una esponja de acero y deja reposar durante 5 minutos. Luego, frota un poco más con jabón y enjuaga. Tras esto, el trabajo estará hecho.
