La lepra es una enfermedad muy antigua, reportada desde el siglo VI antes de Cristo. Esta es causada por una infección de la bacteria Mycobacterium leprae y afecta el sistema nervioso periférico, principalmente el oído, la nariz, las manos y los pies.
Los síntomas incluyen pérdida de sensibilidad, manchas blancas o rojas, pérdida de cabello y disminución de la sudoración. Después del diagnóstico confirmado, se debe evaluar a las personas que conviven con esta ya que se transmite por las secreciones del paciente, pero no existe el riesgo de contaminarse a través de una simple interacción social. Con los medicamentos actuales, la primera dosis de tratamiento previene la transmisión.
La lepra es una enfermedad cargada de prejuicios. Por eso, siempre que te refieras a los enfermos, evita la palabra “leproso”.
Tipos de lepra
Hay cuatro tipos de enfermedades, que se clasifican según la respuesta del organismo infectado. Estos se diferencian por la cantidad de bacilos presentes en el organismo.
Indeterminado
Este tipo es la etapa temprana de la enfermedad, caracterizada por una mancha en la piel, falta de sensibilidad y borde elevado. A penas el 25% de los casos de tipo indeterminado evolucionan a casos más graves, el 75% restante se cura por sí solo. Representan alrededor del 90% de los casos y es más común en niños.
Tuberculoide o paucibacilar
El tipo tuberculoide o paucibacilar es benigno y localizado, caracterizado por la presencia de pocos bacilos. Esta no es contagiosa y su manifestación es similar al tipo indeterminado, pero las manchas pueden causar dolor y son pocas o únicas.
Límite o dimórfico
Aquí es común tener una mayor cantidad de manchas en la piel, que pueden ocupar una gran área de la piel. El tipo límite, o dimórfico, perjudica los nervios próximos a las lesiones y puede haber dolores agudos.
Multibacilar, lepromatoso o virchowiana
Esta es la manifestación grave y contagiosa de la enfermedad, caracterizada por la presencia de 6 o más lesiones en la piel con muchos bacilos. Las lesiones son rojizas, elevadas y pueden aparecer nódulos deformados. Otras características incluyen hinchazón, debilidad muscular, erupción cutánea y entumecimiento. Normalmente, llegan a los riñones, la nariz, los codos y las orejas.
Tratamiento
La enfermedad actualmente es 100% curable siempre que se trate desde un primer momento o haya una discapacidad permanente. Los medicamentos utilizados son muy eficaces y ya eliminan en la primera dosis el 99% de la bacteria Mycobacterium leprae, y previenen la transmisión de la enfermedad.
Prejuicios
La lepra ha sido una enfermedad rodeada de estigmas durante siglos. Esto se debe a que la enfermedad causa deformidades, no hubo cura hasta la segunda mitad del siglo XX y hay una cultura de aislamiento de los enfermos. Actualmente, aquellos que han pasado por el tratamiento no pueden infectar a nadie, pero sufren los prejuicios de aquellos que no entienden la dolencia.
Este es el caso de Francisca Barros da Silva, de 63 años, quien descubrió la lepra a los 9 años. En ese momento, Francisca vivía en una aldea indígena en el Amazonas y fue llevada de su familia a una colonia de aislamiento en Río Branco, Acre, Brasil, donde vivió hasta los 14 años.
Ya en la década de 1980, viviendo en Curitiba, capital de Paraná, Francisca se curó. Pero las marcas que le dejó la enfermedad no le hicieron la vida más fácil. Incluso fue expulsada de su casa de alquiler después de que el propietario descubriese que tenía la enfermedad. El propietario incluso vino a desinfectar la casa después de que Francisca se fuese.
Las manos y los pies casi sin dedos de la mujer llaman la atención de todos por los lugares a los frecuentan. Algunos tienen prejuicios y otros son curiosos. A Francisca no le importan las preguntas de los curiosos. Además, le encanta hablar sobre la enfermedad y hacer que otros entiendan sobre la condición.