¿Que los perros son cariñosos? Sí. ¿Que nos protegen? Sí. Pero ¿que detectan enfermedades y dificultades en los embarazos? Esto sí es que estremecedor.
Eso le pasó a esta hermosa pareja, de nombres Ricky y Alhanna, quienes viven en South Yorkshire, Inglaterra. Ellos estaban esperando un bebé. Vivían en compañía de su querida perrita Keola, que durante los primeros meses de embarazo se portó extremadamente cariñosa, y estuvo atenta a cada detalle de la vida de Alhanna.
Keola mantenía mucha atención a todo lo que pasaba en relación al embarazo, pero de pronto su comportamiento comenzó a cambiar, y a Alhanna le comenzó a parecer extraño. Entre las señales que daba Keola estaban empujones a la barriga, aullidos frecuentes y, además, una insistencia en frotarse contra la barriga de Alhanna, como queriendo llamar la atención.
Como al mismo tiempo a Alhanna le comenzó a doler la espalda, decidió acudir al médico. Realmente no encontraron nada extraño, así que lo atribuyeron simplemente a dolores producidos por el crecimiento del vientre materno.
Pero al regresar a casa, el comportamiento de Keola empeoraba. La perra lucía francamente molesta por la situación. Nadie adivinaba qué le inquietaba. En una oportunidad, Keola se paró frente a Alhanna inmóvil, mirándola fijamente, lo cual le causó un poco de incomodidad.
Le tomó una foto y la compartió en Facebook para consultar la opinión de sus amigos. Algunos comprendieron que se trataba de un esfuerzo de Keola por comunicarle algo, y que debía asistir de inmediato al médico por seguridad.
Así lo hizo. Y para su sorpresa, Alhanna estaba sufriendo una infección renal en ambos riñones, cosa no muy común, y su vida y la del bebé corrían peligro. Gracias al instinto y la actitud de Keola, Alhanna pudo recibir tratamiento oportuno, y llevar a término un embarazo sano, pero por muy poco no lo cuenta.
Hoy, Keola ya cuida del nuevo miembro de la familia: un bebé llamado Lincoln.
¿No es sorprendente lo que los perros hacen por nosotros?