Aunque cada familia es diferente, todas atraviesan momentos difíciles. A pesar de que haya amor, respeto y solidaridad, se dan también temporadas de conflicto que ponen a prueba las relaciones. Esto es perfectamente normal y todas las familias experimentan procesos similares. Sin embargo, la familia puede ser tóxica y convertirse en una fuente del malestar. Aquí se presentan algunas características de la familia tóxica y diversas consideraciones en torno a este fenómeno.
Cómo saber si tu familia es tóxica
El proceso de ir ajustando a lo largo del tiempo las personalidades y los roles, puede crear fricciones y levantar muros entre los miembros de una familia. Si los problemas se resuelven, lo más probable es que las relaciones se fortalezcan y perduren. Si se agravan, de seguro hay una serie de factores empeorando la situación.
La familia puede ser tóxica cuando estos factores forman parte de la dinámica de convivencia. En lugar de relaciones saludables que potencien las aspiraciones de todos los integrantes de la familia, los nexos en este contexto resultan perjudiciales. Pueden incluso llegar a formar personalidades disfuncionales. La siguiente es una lista de características que pueden ayudarte a determinar si tu familia es tóxica.
- Comportamientos abusivos, marcados por violencia física, verbal y/o psicológica.
- Trato irrespetuoso, descortés e inapropiado.
- Sobreprotección y control excesivo que limita el libre desarrollo de la personalidad.
- Violación de la privacidad y los espacios de cada quien.
- Autoritarismo y reiterada imposición de opiniones y puntos de vista.
- Comunicación deficiente y esporádica.
- Escasas demostraciones de afecto y solidaridad.
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La familia puede ser tóxica y tener efectos sobre la salud
Cuando la dinámica familiar está marcada por la disfuncionalidad, suelen presentarse problemas de salud física y mental. El estrés y la tensión prolongada pueden aumentar la presión arterial. También afectan al sistema inmunológico perjudicando las defensas e incrementando la vulnerabilidad ante enfermedades. Además, pueden producir dolores de cabeza e incidir negativamente en el aumento de peso.
Desde el punto de vista psicológico, los conflictos emocionales están directamente relacionados con el origen de muchas psicopatías. Depresión, fobias, ataques de ansiedad y otras formas de neurosis pueden ser consecuencias de la dinámica familiar. Lo mismo sucede con los complejos, la falta de autoestima y las inseguridades. El insomnio, asimismo, puede ser una manifestación de este conflicto.
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Consejos para evitar tener una familia tóxica
Como todas las relaciones humanas, las familiares requieren un trabajo continuo para mantenerlas fuertes y saludables. En algunos contextos no basta con que haya amor y afinidad, es necesaria también la educación para superar los patrones perjudiciales de comportamiento. Ya que la familia puede ser tóxica, conviene considerar cuáles son los factores que evitan dinámicas de esta naturaleza.
- Empatía: Tener la capacidad de ponerse en el lugar del otro.
- Respeto: Hacia los espacios, decisiones y personalidades de cada quien.
- Límites claros: Qué se permite y qué resulta inaceptable.
- Cortesía: Cuidar siempre las formas del trato y la interacción.
- Comunicación: Debe ser abierta y fluida y tiene que permitir que todos expresen sus pensamientos.
- Afecto: Las demostraciones de cariño estrechan las relaciones humanas.
- Respaldo: La solidaridad y el apoyo deben ser incondicionales.
- Ecuanimidad: El trato debe ser justo para todos, sin alianzas ni preferencias.
- Ayuda profesional: Puede ser necesaria para desaprender conductas nocivas.
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Cuándo cortar relaciones
Si la vida en común es una fuente inagotable de problemas y frustraciones, los integrantes de una familia pueden cortar sus relaciones. Cuando la dinámica familiar supone un riesgo para la integridad física o psicológica, el distanciamiento es para muchos una alternativa. Sin embargo, siendo la familia el núcleo básico de apoyo y respaldo, esta decisión tiene también sus implicaciones y consecuencias.
Para determinar si se justifica o no acabar con los vínculos, hay un factor importante que debe ser tomado en cuenta. Se trata de la voluntad para arreglar las cosas, solucionar los conflictos subyacentes y mejorar la interacción. Si los integrantes están dispuestos a hacerlo, pueden buscar ayuda profesional para lograrlo. Si no existe dicho deseo, tal vez sea mejor tomar caminos distintos.
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