¿Es posible que haya un bebé en la barriga de un hombre? ¡El hombre embarazado está ahí para probar que sí! Por increíble que parezca, este pasó 36 años llevando a su hermano en la barriga.
Desde muy joven, Sanju Bhagat se avergonzaba de su abdomen, el cual era extremadamente más grande que el de los niños de su edad. Pero como provenía de las castas inferiores, no había forma de hacer el monitoreo médico adecuado. Este contó con la ayuda de hierbas, oraciones y otras acciones populares para poder resolver el problema.
Muchas veces, el remedio ideal está realmente en un jarabe casero o té de la abuela. Sin embargo, este no fue el caso. Sanju sufría de una anormalidad médica extremadamente rara, el fetus in feto o gemelo parásito. Ocurre cuando un zigoto se divide de manera incorrecta, haciendo que un feto quede cubierto por el otro.
De esta forma, el bebé que se ha desarrollado comienza a alimentarse del cordón umbilical y el otro, de los nutrientes del primero. Esta condición es tan rara que el niño puede pasar años alimentando al feto parásito sin saberlo. Y fue exactamente eso lo que le pasó a Sanju. Este pasó 36 años con un feto en el abdomen, que utilizó sus recursos para sobrevivir.
El hombre embarazado: gémelo parásito
Sanju ya estaba acostumbrado a las bromas sobre su apariencia, pero en los últimos tiempos, la situación se estaba volviendo más complicada. Además de estar agravándose, le dolía el abdomen e incluso era le costaba respirar. Este realmente parecía que tenía 9 meses de embarazo, si no fuera hombre.
Un residente de Nagpur, en la India, fue llevado de urgencia al hospital, donde le diagnosticaron un tumor en el abdomen. El médico a cargo optó por la operación inmediata, ya que estaba presionando el diafragma y Sanju podía dejar de respirar. Así, comenzaron la cirugía en el Hospital Tata Memorial.
Ya acostumbrado al procedimiento, el médico imaginó que tendría complicaciones, debido al tamaño del supuesto tumor. Pero lo que no se imaginaba era que, al abrir el estómago, se enfrentaría a una mano pequeña, con uñas muy largas. El feto, con muchos huesos, piel, brazos, piernas, mandíbula y más, se sumergió en el líquido del estómago, que se escurrió en el proceso.
Una mezcla de horror, confusión y sorpresa se hizo cargo del equipo médico ese día. Nunca habían visto algo así, en realidad tenían una forma humana desfigurada. El feto era un parásito que se alimentaba del suministro de sangre del huésped, su hermano.
Después de la cirugía, este volvió a respirar bien y comenzó a vivir una vida normal. Tantos años de bromas y ofensas, dolores, falta de aire y desnutrición se podrían haber evitado.