“Haga el amor y no la guerra”. “Haga el bien y no el mal”. Estas dos frases pueden parecer unos tópicos pero se deberían poner más en práctica en la actualidad. La sociedad ha evolucionado en las últimas décadas a pasos agigantados para bien como puede ser el caso de la tecnología. Estos avances han mejorado la calidad de las comunicaciones y de la vida de las personas, pero las ha alejado de valores básicos y fundamentales que nunca se deberían perder.
La gente cada vez es más egoísta y piensa más en sí misma. Capaz que sea por la manera en que la sociedad está establecida o porque el acceso a la información le ha dado poder a los ciudadanos para saber qué hacen los demás y quieran parecerse a la gente famosa.
Consejos para ayudar al prójimo
Hay gestos y acciones que valen más que una donación monetaria. Además, hoy tiene dinero y mañana no. Por tanto, si realmente quiere ayudar, hágalo sin sentirse inferior a otros por no tener muchos ceros en la cuenta del banco. Al fin y al cabo los bienes son cosas pasajeras que no duran para siempre en cambio la voluntad y disposición de cooperar sí.
Haga voluntariados
Si su situación económica no le permite apadrinar o amadrinar a una persona, depositar dinero en la cuenta de una organización no gubernamental (ONG) o comprar cosas a los más desfavorecidos, inscríbase en un voluntariado. Con sus manos podrá cuidar de ellos, cocinarles, educarlos y darles una caricia que les hará sonreír y olvidarse de sus problemas.
Motive a sus amigos y familiares a mejorar su aspecto físico
Una persona no debería ser juzgada por su estética, sino por su interior. No obstante, una cosa es tener unos kilos demás y otra es tener sobrepeso ya que dicho exceso de kilos podría poner en riegos la salud de la persona. Si tiene un amigo que no está en forma, aliéntelo a cambiar. Suprima las frases negativas para evitar conseguir el efecto contrario. Haga actividades físicas con él para que no se sientan solos y verá como mejora la salud física y anímica de éste.
Dé prioridad a quién lo necesita
Deje pasar primero a una persona en silla de ruedas, a un anciano, una embarazada o una mujer con niños. Cédales el asiento y ayúdelos a bajar o subir de un autobús si fuese necesario.
Done cosas que no usa
Haga una limpieza de armario. Si lleva más de un año sin usar alguna prenda y aún se conserva en buen estado, dónela. Ese abrigo en su guardarropas sólo le quita espacio, en cambio puede calentar el alma de un necesitado.
Done sangre
Por desgracia, hay personas que necesitan sangre ya que están enfermos o porque han perdido mucha por causa de un accidente. Acuda a los centros médicos y regístrese como donante de sangre. Una simple extracción puede salvar la vida de una persona.
Asista a las personas con deficiencia
Ayude a las personas con deficiencia a cruzar la calle o a subir unas escaleras, tire de la silla de ruedas de una persona si ve que ésta no puede hacerlo sola o auxilie con gestos a una persona con dificultades auditivas.
Sea el sostén emocional de quién lo precisa
Muchas veces, el simple hecho de escuchar a la persona que lo necesita es más que suficiente. Si tiene un conocido que lo llama a las tantas de la madrugada, atiéndalo. Esa conversación le hará ver a la otra persona que no está sola en el mundo.
Anime a alguien a dejar un vicio
Quien haya tenido un vicio sabe lo difícil que es abandonarlo. Acompañe a su conocido a terapias de grupo y evite que éste esté en contacto con ambientes que podrían fomentar su recaída. Por ejemplo, si su allegado tiene problemas con el alcohol, en vez de proponerle salir de fiesta el viernes por la noche, planteele ir al cine o tener una reunión de amigos en casa.
Consejo:
Si usted realmente hace las cosas de corazón, no suba fotografías o vídeos a las redes sociales mostrando sus acciones ya que podría parecer que sus gestos son solo para conseguir más “me gustas” en Internet y no para ayudar al que realmente lo necesita.
Vea a continuación un vídeo donde se muestran ejemplos de buenas acciones: