Tener hijos en casa, la mayoría de las veces, es sinónimo de estar rodeado de ruido y caos. Es realmente difícil mantenerlo todo bajo control cuando los pequeños aprendices están corriendo, preguntando, rechazando, preguntando y moviéndolo todo de un lugar a otro.
Para hacer frente a la rutina, por desgracia, muchos padres aprenden que deben resolver los problemas con sus hijos con gritos y azotes. Esto significa, crían niños para tener miedo en lugar de respeto. Los niños criados con miedo tienden a tener más dificultades para desarrollar autoconfianza y respeto por sí mismos y por los demás.
Además de este factor, gritar es un tratamiento paliativo, no es una solución, que se vuelve agotador y, como resultado, los padres se sienten culpables por ser siempre agresivos e irritables.
Si has intentado otras formas de evitar enfadarte con tus hijos, pero siempre notas que acabas gritando, debes saber que hay una manera. Mira estas 5 formas de calmar situaciones irritantes con los niños y empieza a adaptarlas a la rutina poco a poco.
1. Hablar despacio
En tiempos de estrés, es difícil conseguir ser claro y estar tranquilo. No obstante, la verdad es que hablar gritando y con palabras una encima de la otra no transmite ninguna información útil al niño, aparte del estrés.
Cuando los padres gritan, lo único que pueden hacer es liberar su frustración momentáneamente, y los niños no entienden la razón del escándalo. No obstante, cuando los padres explican de manera clara y pausada, los niños se detienen para prestar atención y entender qué es lo que sus padres les piden.
2. Ten alguna cosa para apretar
Cuando te entren ganas de gritar, ten cerca un objeto que puedas agarrar y apretar para liberar la tensión que sientes. Esta técnica le ayuda a pensar dos veces antes de gritar, y después de hacerlo, ya no estarás tan tenso y podrás poner en práctica el primer consejo.
3. Respira hondo
Esta técnica es utilizada por todo el mundo cuando necesita controlar el estrés en un sitio inapropiado. Sin embargo, en casa con los hijos, los padres no sienten la necesidad de asegurarse de la misma manera que lo harían ante una autoridad, por ejemplo. Pero eso es lo que hay que hacer, así que cuando sientas ganas de gritarles a los niños, respira hondo, cierra los ojos y practica los otros dos consejos anteriores.
4. Vete de donde estés
Retirarse del medio ambiente (habitación donde estés) antes de actuar incontrolablemente es una buena manera de tener tiempo para componerse. No significa que debas ignorar lo que está haciendo el niño, simplemente salir, respirar, apretar un objeto y luego volver a hablar con calma. Cuanto más equilibrado estés para hablar con los más pequeños, más éxito lograrás.
5. Ignora los juicios de valor de los demás
Cuando estás cabreado con las situaciones que ocasionan los niños, solo son los padres que sufren. Cuando están en un lugar público, como en un restaurante, y los niños comienzan a hacer berrinches o a jugar con los objetos que están sobre la mesa, los padres se avergüenzan y tienen ganas de ser represivos, pero los niños actúan como críos.
Entonces, piensa desde otra perspectiva: un niño que hace ruido en un lugar público solo está mal visto por otros adultos. Pero saben que este es un comportamiento normal, es decir, dejar de sentirte incómodo por el juicio de valor ajeno por nada. Los niños hablan en voz alta, se ríen en voz alta, saltan, corren, esto es un signo de buena salud. Disfruta y aprovecha de los momentos con tus hijos.
Con el tiempo, los niños se irán dando cuenta de que sus padres ya no gritan, sino que hablan y se preocupan. Su comportamiento también dejará de ser agresivo, ya que quieren atención y comprensión. Así que sé paciente y empieza con algo pequeño. Pronto aparecerán resultados positivos y toda la familia estará más tranquila y feliz.