Existe una confusión general en el uso de los términos grasas y calorías. A veces, se emplean como sinónimos o se utilizan indistintamente en expresiones como “quemar grasas” y “quemar calorías”. En el lenguaje promocional de la publicidad, grasas y calorías también se confunden. Esto crea ideas que no se ajustan a la realidad. En este artículo se diferencian ambos términos, se les relaciona con la pérdida de peso y se explica cómo quemar grasas y calorías.
Diferencias entre las grasas y calorías
La caloría es una unidad para medir la energía que se encuentra en desuso. Fue reemplazada por el “julio” en el Sistema Internacional de unidades. Sin embargo, su utilización se mantiene para enunciar el valor energético de los alimentos. En principio, una caloría designaba la cantidad de energía necesaria para elevar 1 grado la temperatura de 1 gramo de agua. De 14,5 a 15,5 grados bajo la presión de 1 atmósfera.
Más allá de tecnicismos, la caloría es la unidad de medida que expresa cuánta energía aportan los alimentos y cuánta energía se emplea en todas las funciones vitales. Desde dormir hasta correr una maratón, respirar, hacer la digestión o subir escaleras, todas las funciones vitales demandan energía que proviene, en su mayoría, de los alimentos.
La grasa es un tipo particular de nutriente como la proteína y el carbohidrato que el cuerpo usa como combustible. También llamadas lípidos, pueden ser de origen animal o vegetal y sirven para crear tejidos nerviosos, membranas celulares y hormonas. Además, facilitan la absorción de otros nutrientes. Las grasas no utilizadas se almacenan como tejido adiposo, una especie de reserva energética para cuando el alimento no esté disponible.
En resumen, grasas y calorías son términos distintos que designan objetos diferentes. El papel que ambas juegan en el aumento o disminución de peso hace que puedan confundirse en contextos determinados.
¿Cuál se debe evitar para bajar de peso?
Mientras que en 1 gramo de carbohidratos o proteínas hay 4 calorías, 1 gramo de grasas contiene 9. La densidad calórica de las grasas duplica la de los otros nutrientes. A esto se suma que el cuerpo invierte menos calorías para almacenarlas, en comparación con carbohidratos y proteínas. Lo que hace que se acumulen más fácilmente como tejido adiposo. Esto quiere decir que las calorías provenientes de las grasas tienen más probabilidad de incrementar el peso y el volumen del cuerpo.
Para reducir la masa corporal y bajar de peso, el organismo debe utilizar las calorías almacenadas en forma de grasa. Esto solo puede ocurrir si el requerimiento energético es superior a las calorías que proveen los alimentos. Por esta razón, muchas dietas se basan en la combinación de ejercicio con alimentos bajos en calorías. Si se reduce la ingesta de grasas, el organismo recurre a sus reservas y se pierde peso.
Cómo quemar grasas y calorías
El organismo quema calorías de manera continúa se realice o no ejercicio físico. El requerimiento energético determina la tasa de consumo de estas calorías. Nadar 5 piscinas consumirá más calorías que oír música o leer un libro. Sin embargo, todas estas actividades serán sostenidas, en primer lugar, por calorías provenientes de los alimentos. El organismo, inicialmente, utiliza la energía de los carbohidratos. Luego la de las proteínas y las grasas. Y, finalmente, la de la grasa acumulada.
Para quemar esta reserva de grasa y reducir el peso corporal, hay que impedir que las calorías ingeridas satisfagan los requerimientos energéticos. De esta forma, el organismo se verá obligado a quemar la grasa acumulada y se producirá la pérdida de peso. Si una rutina de ejercicios se acompaña de una dieta específica, generalmente baja en grasas, estas variables podrán alinearse para frenar la acumulación de tejido adiposo y comenzar luego su reducción.
En conclusión, para perder peso hay que limitar la cantidad de calorías ingeridas. Estas deben provenir de alimentos saludables y naturales no procesados ni saturados de grasas. Además, hay que ejercitarse de manera regular para quemar primero las calorías de los alimentos y luego las grasas acumuladas.
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