Aún así, lo que no sabe es que el giló debe ser parte de la alimentación habitual ya que tiene propiedades beneficiosas para la salud.
La fruta en cuestión, por lo general, se recolecta en verde cuando aún está madurando. Cuando madura, tiende a ponerse roja y luego ya no es apto para ser ingerida una vez que sus semillas se endurecen.
Según los antiguos, el giló surgió en India y África, aunque funcionó bien en los territorios brasileños cuando fue implementado juntamente con los esclavos responsables del cultivo de la caña de azúcar.
Actualmente, el giló también es conocido como jinjilo y su cultivo se realiza en estados como Minas Gerais, São Paulo y Río de Janeiro. Si se exploran varios territorios brasileños, se encuentran diversas variaciones de giló como el Morro Grande, que tiene el sabor más desagradable de todos los tipos conocidos.
El giló y sus nutrientes
El giló es un alimento muy rico en sustancias vitamínicas como, por ejemplo, la A, algunos de los complejos B y C. Además de estas sustancias favorables, la fruta está compuesta de calcio, hierro, magnesio y fósforo, características responsables de la prevención del colesterol.
Los elementos químicos como alcaloides, esteroides y flavonoides, que conforman el giló, son responsables de la eliminación de las toxinas de la sangre, de reducir el colesterol y de eliminar el mal aliento de un individuo.
Su composición también tiene agua y propiedades antioxidantes.
Ventajas del consumo
- Elimina el mal aliento;
- Garantiza el correcto funcionamiento del sistema cardíaco;
- Es una comida que sacia;
- Previene y baja el colesterol;
- Previene la pelagra;
- Ayuda a adelgazar
- Está recomendado para tratar problemas relacionados con dispepsia biliar y hepática;
- Entre otras.
En este momento puede estar pensando “¡No como giló porque no me gusta!” … Bueno, debes saber que hay alternativas para aquellos que odian el sabor de esta fruta. Mira los siguientes consejos:
Triturar: puedes optar por reducir el fruto a una harina. Este polvo es la alternativa de muchos que no consiguen soportar el sabor amargo de la fruta y que se puede comer de varias maneras, como en zumos, sopas y otras comidas. Lo ideal es mezclar dos cucharadas con la comida elegida y repetir el proceso de 1 a 2 veces por semana.
Mezclar: Si todavía no estás convencido, ¡sigue otro consejo! Espolvorea la fruta con aceite de oliva y mantequilla. Con todo esto, se recuerda que es el sabor original de la fruta lo que estimula las papilas gustativas, siendo una función necesaria y saludable para el cuerpo.